19 octubre 2016

VIVIENDA: LA CEOE QUIERE RETORNAR AL PASADO Julio Rodríguez López

 En la actual fase de recuperación del mercado de vivienda en España destaca la presencia de un documento de CEOE sobre política de vivienda. En dicho informe  se propone la adopción de medidas que todavía acentúen más la recuperación en curso. Se trata, como siempre sucedió, de un catálogo de medidas destinadas a favorecer al subsector inmobiliario, lejos de la necesaria preocupación por el acceso a la vivienda de los hogares con problemas.

 2017 ha prolongado la recuperación del mercado de vivienda manifestada  en el ejercicio anual  precedente.  Las ventas de viviendas han aumentado en un 17,7% en el primer semestre del año sobre 2016,  el aumento acumulado de los precios de la vivienda desde 2014 ha sido del 9,9%, equivalente al de los alquileres. El número de viviendas iniciadas ha crecido en los siete primeros meses de 2016 en un 36,9% sobre el año precedente.

   De este modo en 2016 se pueden llegar a iniciar unas 70.000 viviendas en España, que están lejos de las 800.000 iniciadas en 2007, pero no parece lógico  retornar a construir viviendas  sin conexión con la demanda. Los errores no deben de repetirse. La oferta de vivienda es  rígida a corto plazo, pero flexible a medio y largo plazo.

 El stock de viviendas de nueva construcción no vendidas todavía superaba a fines de 2015 las 500.000 viviendas, según Fomento. Buena parte de esas viviendas están en los balances bancarios o en el activo de Sareb. En el pasado  ajuste sufrido por el mercado de vivienda entre 2008 y 2013   no solo se han perdido empleos, sino que, entre otras cosas,  han desaparecido las cajas de ahorros, en gran parte por la excesiva concentración de riesgo inmobiliario y la factura a pagar desde las arcas públicas por el ajuste bancario  ha sido importante. Todavía se siguen sufriendo las consecuencias de la brutal recesión sufrida por un mercado inmobiliario en el que la oferta de nuevas viviendas se infló en exceso.

  La elevación de precios y alquileres provocada por la reactivación del subsector inmobiliario  se deja sentir en las  dificultades de acceso a la vivienda de los jóvenes. La oferta de viviendas de alquiler escasea y los nuevos empleos  no aportan solvencia como para acceder a un crédito bancario. Tan evidente es la recuperación del mercado inmobiliario como las claras  dificultades de amplios sectores de la población para acceder a una vivienda, sea en propiedad o en alquiler.

  Un informe de CEOE de octubre de 2016   recupera las viejas recetas del subsector promotor de viviendas. Según el mismo, las viviendas de nueva construcción sin vender son ya cosa del pasado, el subsector inmobiliario no ha sido objeto de ayudas (se olvida el coste del ajuste bancario derivado de los excesos de construcción), se solicita apoyo público para el 20% del precio de venta que no cubren los préstamos bancarios (cobertura que hacen con frecuencia), copiando la formula británica, que ha servido para que suban más los precios en el Reino Unido. 

  El informe destaca que los precios de venta de las viviendas protegidas están al mismo nivel que los precios de mercado, lo que más bien evidencia la necesidad de reformar la política de viviendas protegidas. Se dice  que el coste fiscal de la nueva vivienda es elevado, que las licencias municipales de obra se deben de conceder de forma automática, que es como decir que las ciudades las deben de hacer los promotores sin ninguna clase de  “intromisión” desde las administraciones públicas. . Según los promotores hay que llegar a las 150.000 nuevas viviendas iniciadas al año e impulsar de nuevo las viviendas protegidas sin poner demasiadas pegas a los compradores en cuanto a nivel de ingresos. 

 La situación actual del mercado de vivienda en España exige más bien repasar los problemas de acceso a la vivienda y modificar y actualizar  de forma sustancial el contenido de las políticas de vivienda que aún sobreviven.

La problemática del acceso a la vivienda en España  es evidente. Los precios de venta de las viviendas son muy elevados respecto de los niveles salariales, el parque de viviendas sociales de alquiler tiene una dimensión ínfima (2% de todas las viviendas), la oferta de vivienda protegida es reducida (en 2015-16 las ventas de viviendas protegidas suponen solo el 4,6% de las ventas totales anuales), se carece de registros para conocer la demanda. Los ayuntamientos no disponen de viviendas para hacer frente a emergencias como las derivadas de los desahucios. El gasto social destinado a vivienda resulta ahora ridículo. Todo apunta a que resulta preferible racionalizar y recuperar la política de vivienda antes que repetir las formulas del pasado.

Una versión de este artículo se  publicó en la revista semanal  El Siglo de Europa el 24 de octubre de 2016.




[1] JRL es vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas frente a la Crisis

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