23 enero 2018

LA ECONOMIA MEJORA, AUNQUE LA POLITICA NO AYUDA Julio Rodríguez López

  La economía mundial mejoró sensiblemente su evolución en 2017. En dicho año destacó la recuperación registrada en la Eurozona, donde el crecimiento superó el 2%. El mayor crecimiento correspondió a las economías emergentes, que crecieron por encima del 4%. Existe un evidente contraste entre una  política crecientemente mercantilista,  que no facilita el crecimiento,  y la continuidad de la mejoría experimentada por la economía.

 Es posible que el crecimiento previsto para 2018 supere a la tendencia a largo plazo, lo que podría suponer un freno potencial  al crecimiento. “Durante algún tiempo, la economía y la política pueden seguir por cauces separados, Pero a largo plazo la cuestión radica en que si  la economía cayese por sí misma, la política podría llegar a  arruinar a  la economía” (Martin Wolf, “La economía mundial se alegra mientras que la política se agria”, FT, 9.1.2018).

 En cuanto a la economía española, las diferentes estimaciones señalan la presencia de un crecimiento del 3,1% en 2017 (3,2% en 2016).  En el tercer trimestre de 2017 el PIB superaba al nivel alcanzado en el segundo trimestre de 2008 en un 1,5%, mientras que el empleo (19 millones de ocupados EPA) era inferior al de 2008 en  un 7,7%, correspondiente a un descenso de  1.597.700 empleos. Se ha alcanzado, pues, un nivel de producción superior al máximo de la crisis con millón y medio de empleos por debajo.

  En 2017 volvió a destacar la potencia de la demanda interna, con evoluciones dispares entre sus componentes. Frente a la aceleración de la inversión en bienes de equipo, construcción y exportaciones, en 2017 ha destacado la desaceleración sufrida por el consumo privado, cuyo crecimiento  descendió desde el 3,2% de 2016 hasta el 2,5% en 2017. Es  posible que el retroceso de la tasa de ahorro de los hogares (7,7% en 2016, 7% en 2017) explique una actitud más prudente en los hogares, sobre todo en las compras  de bienes duraderos.
 En cuanto al empleo, la variación interanual de los ocupados EPA fue del 2,8% (2,3% en 2016) en el tercer trimestre. Se aceleró la afiliación a la seguridad social, que a fin de año aumentó un 3,6% sobre  el mismo mes del año precedente.

  En el tercer trimestre de 2017 la tasa de desempleo EPA fue del 16,4%. Dentro del empleo asalariado, el 27,3% fueron temporales, mientras que los ocupados a tiempo parcial ascendieron  hasta el 14,4% del total de ocupados  El empleo en la construcción  aumentó en 2017 por encima de la media, tanto en la EPA como en la afiliación a la Seguridad Social. A fines de 2017 la construcción suponía  el 6% del total de afiliados a la Seguridad Social.

 El índice de precios de consumo creció en un 1,2% en 2017 (1,7% en 2016), consecuencia del menor aumento de los precios de los carburantes. El superávit de la balanza por cuenta corriente  se situó en torno al 1,7% del PIB, inferior al 2% de 2016. Destaca la continuidad de dicho superávit en un contexto de crecimiento significativo del PIB y de la demanda interna.

 El déficit de las administraciones públicas  retrocedió desde el 3,4% de 2016 hasta el 3,1% en 2017. El peso de la deuda pública en el PIB se situó a fin de año en torno al 98%. La previsión de crecimiento de la economía española para 2018 es de un aumento del 2,6%, medio punto inferior al de 2017. La menor aportación al crecimiento de la demanda exterior y la menor pulsación de la demanda interna serían los factores explicativos del más  bajo crecimiento de la economía.

 En la desaceleración de la demanda interna desempeña un papel relevante la evolución del contencioso catalán, problema que podría presentar una importancia superior a la antes indicada. De este modo, de agravarse el problema citado,  el crecimiento de la economía española podría resultar inferior al 2,6% antes indicado.


Este artículo se publicó en la revista El Siglo de Europa de 9.1.2018






[1] JRL es vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas frente a la crisis