21 septiembre 2015

EL OTOÑO ANTICIPADO DEL NUEVO LIDER LABORISTA, JEREMY CORBYN. Julio Rodríguez López

  El segundo fin de semana de septiembre de 2015 trajo consigo la elección por el Partido Laborista británico del líder más radical en la historia de dicho partido, Jeremy Corbyn. Este último ganó con holgura a tres candidatos alternativos,  a los que el alcalde conservador de Londres, Boris Johnson,  había calificado como de “zombis sin discurso”. La elección citada puede suponer un revulsivo en la escena política  británica y también puede tener efectos considerables en el  hasta ahora deprimido panorama de la izquierda en Europa.

   Corbyn ha sido elegido por los militantes y simpatizantes del  Partido Laborista, según un  criterio de elección diseñado por el líder precedente, Ed Miliband. El nuevo líder tiene un serio problema con los restantes diputados laboristas, de los cuales el 90% discrepa  seriamente de algunas de  las políticas preconizadas por el nuevo líder. Más que de los diputados que vienen de la etapa de Toni Blair, el nuevo líder va encontrar más enemigos entre los que han aceptado formar parte del “gobierno en la sombra”, cuya fidelidad resulta dudosa en principio.

  Todo parece indicar que Corbyn va a priorizar la elaboración de un programa económico alternativo al del gobierno conservador actual. En dicho programa se defenderá  la eliminación de la política de austeridad, y en el mismo  se hará una defensa importante de  las inversiones públicas y de las prestaciones sociales, en especial educación y sanidad. Se atacarán las privatizaciones de servicios públicos, y se defenderá el retorno al sector público de algunos servicios públicos privatizados, como los ferrocarriles. Las  inversiones públicas podrán financiarse con recursos procedentes del Banco de Inglaterra.

 Corbyn mantiene una relación  estrecha con los sindicatos, y ha anunciado su oposición a  la reforma sindical en marcha presentada por el partido conservador, encaminada a hacer más difícil la realización de huelgas. La llegada al liderazgo de  Corbyn tiene lugar en un momento en que los partidos socialdemócratas  y de centro izquierda europeos carecen de respuestas convincentes a buena parte de  las negativas consecuencias derivadas de la profunda crisis transcurrida entre 2008 y  2013.
El aumento de las desigualdades, el papel del Estado, la realidad de unas sociedades envejecidas, la evidencia  del cambio climático, la presencia de movimientos migratorios intensos, son ejemplos de cuestiones a las que los partidos de centro izquierda  no han respondido de forma contundente (David Gow, Jeremy Corbyn: Turning point o false dawn for Europe`left?, Social Europe, 14.9.2015). En algunos casos dichos partidos aparecen como defensores de la reducción del déficit y del gasto público de forma más radical que los propios partidos conservadores, con lo que resultan escasamente atractivos a la hora de votarles.

En el Reino Unido el primer ministro, David Cameron, y su poderoso ministro de hacienda,  Osborne, pretenden llevar el peso del gasto público en la economía a los niveles más reducidos de la historia del Reino Unido. Dicha política pretende disminuir las prestaciones sociales a la vez que se reduce de forma paralela la fiscalidad sobre las herencias. En el posible programa económico de Corbyn las nacionalizaciones anunciadas y la consecución de un elevado volumen de ingresos fiscales a través de la lucha contra el fraude aparecen como algunos de los puntos más débiles.

  La posición de Corbyn ante el anunciado referéndum propuesto por Cameron para decidir si el Reino Unido va o no a seguir en la Unión Europea resulta controvertida. Corbyn hasta ahora ha tenido un perfil más bien de euroescepticismo. El nuevo líder, que  considera criticables numerosos aspectos de la Unión Europea, ha censurado  la política seguida en el caso griego, así como el carácter acusadamente neoliberal de la política económica seguida en el marco de la Zona Euro. 

 Destaca en Corbyn el alejamiento de sus posiciones respecto de las defendidas por los socialistas en Francia y por los socialdemócratas en Alemania. Corbyn  deberá hacer frente en no mucho tiempo a las consecuencias de los resultados de  las elecciones regionales a celebrar en 2016 en Escocia y en Gales y en de la elección de alcalde de Londres, donde el candidato laborista se le considera como como próximo a Corbyn. Tales resultados incidirán sobre la situación del nuevo líder.

“El viejo Nuevo Laborismo es un anacronismo. Cualquier programa capaz de unir a la izquierda debe de ser más radical y contundente. Se pueden hacer políticas más racionales en materia de planificación urbanística, en vivienda, en financiación de los ayuntamientos y en materia de reforma fiscal…Una oposición que defienda tales posiciones puede ser inconcebible y, sobre todo, inelegible (Martin Wolf, “A radical and rational plan for a post-crisis Labour party”, FT, 3.9.2015).





[1] JRL es miembro de Economistas frente a la Crisis y Vocal del Consejo Superior de Estadística