01 febrero 2012

Austeridad o el camino de la recesión

Julio Rodríguez 

2012 arranca en plena recaída de la crisis económica iniciada en el verano de 2007. El crecimiento se ha frenado en la Eurozona desde el verano de 2011. La política económica implantada en las sucesivas cumbres de la Unión Europea descansa en la versión alemana de la crisis, para la cual la prodigalidad de los gobiernos es la causa fundamental de la crisis. No ha habido hasta ahora estímulos que frenen el camino de algunas economías de la eurozona a una profunda recesión. En España el negativo comportamiento del empleo en los últimos meses de 2011ha confirmado el posible retroceso del PIB en dicho periodo. Las primeras medidas del nuevo gobierno persiguen la reducción del déficit de las administraciones públicas, que se ha desviado al alza por el mayor desequilibrio de las comunidades autónomas.
La economía alemana se ha fortalecido de forma significativa desde el inicio de la crisis. Dicho país ha reforzado el superávit de su balanza de pagos y ha aumentado de forma sustancial sus ventas al resto de la eurozona. Tras la implantación del euro, los alemanes ya no tienen que enfrentarse ni a los aranceles ni a las devaluaciones competitivas por parte de los restantes países de la eurozona. Las políticas económicas de inspiración alemana se apoyan en programas de austeridad atentos a la reducción del déficit y a frenar el crecimiento de la deuda pública.
Pero dichos programas de austeridad provocan deflación, estancamiento o reducción del PIB, aumento del desempleo y tensiones sociales en los países que los implantan. El principal economista del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, ha subrayado que los mercados de capitales primero celebran la adopción de medidas de ajuste fiscal, pero después castigan el empeoramiento de la situación económica que dichos programas provocan.
El problema real es el diferente grado de competitividad de las economías integradas en el euro. Por una parte están los países con superávit exterior, donde entran sobre todo los “protestantes” del norte de Europa, entre los que destacan Alemania, Holanda, Finlandia y Austria. Fuera del euro tienen superávit externo Suecia y Dinamarca. Un segundo grupo incluye a países con amplios déficits exteriores, como es el caso de Grecia, Portugal, España, Italia, Irlanda y Estonia, de fuerte tradición cristiana no protestante. Los elevados déficits de balanza de pagos de estos últimos, previos a la llegada de la crisis, revelaban su dificultad crónica para competir en un marco de creciente globalización. El núcleo duro de la Eurozona se caracteriza por su tradición mercantilista, pero no todos los países pueden registrar a la vez superávits externos.
La solución de la débil competitividad de los países citados requiere de estrategias específicas de medio y largo plazo y también se puede lograr mejor en un contexto de mayor crecimiento. Además, los citados programas de ajuste económico, apoyados en el aumento de algunos impuestos y en el freno a las inversiones públicas, no contribuyen a mejorar la competitividad.
En España la crisis se llevó por delante al gobierno socialista, que reaccionó tarde a los cambios de 2007. El fuerte descenso de los votos del PSOE en las últimas elecciones generales debería inducir cambios no solo cosméticos en dicho partido, a fin de que pueda ejercer una oposición relevante al nuevo gobierno del Partido Popular. Este se ha estrenado con un programa apoyado en el aumento de los tipos impositivos en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles, esto último destinado a mejorar la situación de los ayuntamientos (R.D. L. 20/2011, BOE de 31.12.2011).
El programa incluye la reducción en unos 8.900 millones de euros del gasto público en 2012, lo que va a afectar sobre todo a las inversiones públicas del Ministerio de Fomento. Entre el aumento de impuestos y la reducción de gasto se pretende reducir el déficit público en unos 15.200 millones de euros en 2012, el 1,5% del PIB de la economía española.
Más de las tres cuartas partes del aumento del déficit (desde el 6% del PIB hasta el 8%) sobre lo previsto se debe a la gestión de las Comunidades Autónomas. Los abundantes y visibles desajustes de estas últimas administraciones públicas, sometidas a controles sociales infinitamente más laxos que los del gobierno de España, se van a cubrir reduciendo el gasto del gobierno central y aumentando la presión fiscal sobre el conjunto de los asalariados.
2012 se inicia, pues, en un momento delicado de la Eurozona.
En este año se pueden acentuarlas tensiones sociales derivadas de los intensos ajustes que imponen los prusianos programas de inspiración franco-alemana. Las oleadas de crisis las sentirán este año millones de personas endicha área económica. Con la austeridad generalizada impuesta en los citados programas de ajuste, 2012 difícilmente podrá ser un año feliz.
Publicado en El Siglo