29 marzo 2011

Turismo. Las dos caras de la evolución positiva

Julio Rodríguez López
   La información disponible confirma  la recuperación del turismo  en España en  2010 y  la persistencia de dicho proceso en los primeros meses de 2011. Un conjunto de factores han contribuido a tal evolución, entre los que destaca la moderada recuperación económica mundial y   el desvío sufrido por destinos turísticos correspondientes a  los países árabes mas  afectados por los vientos de cambio democrático. Las reacciones desarrollistas  registradas en España ante dicha recuperación del turismo señalan que poco parece haber cambiado en el modelo productivo  de amplias zonas del territorio español.
  En 2010 los viajeros alojados  en hoteles (77,1 millones) aumentaron en un 6,5%, las pernoctaciones (268 millones) lo hicieron en un 6,8% y aumentó asimismo la estancia media de los turistas (3,26 días). Por otra parte, el saldo neto del turismo en la balanza de pagos de la economía española de 2010 ascendió a 26.900 millones de euros, un 3,4% mas que en 2009.   Los ingresos derivados del turismo reflejados en la balanza citada fueron de casi 40.000 millones de euros, el 3,7% del PIB de la economía española en el pasado ejercicio anual.
 Los datos de empleo del turismo, medidos a través de la afiliación en alta a la Seguridad Social,  revelan que en febrero de 2011 los afiliados en la Hostelería, incluidos el Régimen General y los Autónomos, crecieron en un 0,61% respecto del mismo mes del año anterior. En el mismo mes el conjunto de la afiliación retrocedió en un 1,24% sobre 2009. Los afiliados en la Hostelería ascendían  en febrero de 2011 a 1.205.755, el 7,5% del total de actividades.
  En principio resulta positiva la evolución  del turismo, que confirma las potencialidades de España  en dicha actividad y la conveniencia de reforzar  las amplias posibilidades del subsector, que tiene que  desenvolverse en un contexto mundial crecientemente competitivo. Sin embargo las noticias positivas sobre la evolución reciente del sector provocan reacciones previsibles pero no por ello menos negativas. Al calor de la recuperación del turismo se vuelven a desplegar de nuevo todos los proyectos de desarrollo territorial, que suelen incluir señuelos como el de los campos de golf  y que contienen,  una vez más,  la construcción masiva de nuevas viviendas  destinadas a segundas residencias.
    Los planes de crecimiento que proponen los ayuntamientos son objeto, por lo general, de algún recorte por  parte del gobierno autónomo  correspondiente, Tales recortes suelen ser muy mal recibidos por los ayuntamientos aspirantes a los “nuevos pelotazos”.   A la reciente presentación de un proyecto de plan subregional relativo al destino del territorio en  la costa de una provincia andaluza no acudieron los representantes de los municipios mayores de la citada comarca costera,  por entender que el proyecto  “espanta cualquier posibilidad de inversión”. El plan citado incluye abundantes  campos de golf, posibles puertos deportivos, “marinas “interiores no menos abundantes, junto a numerosos centros comerciales y de ocio. Los alcaldes en cuestión, en este caso  todos ellos del PP o andalucistas, no se dan por satisfechos con tales previsiones, sino que piden más y más desarrollos supuestamente turísticos,  en ninguno de los cuales falta una dotación más que significativa de nuevas viviendas de temporada.
  En estos días se ha “colgado·” en la web del Ministerio de Fomento una estimación del stock de viviendas de España actualizada a 31 de diciembre de 2009. Según dicha estimación, en la fecha citada habia en España 25,6 millones de viviendas familiares, un 21,5%  por encima de la estimación  obtenida en el último Censo de Viviendas, el de 1.11.2001. Los mayores aumentos del parque de viviendas correspondieron a las autonomías de Murcia (34,8%), Rioja (27%) y Castilla-La Mancha (26,6%), mientras que el aumento mas reducido fue el del País Vasco (13,3%). 
 Las restantes autonomías con mayor nivel de desarrollo, como fue el caso de Madrid (18,2%) y Cataluña (19,3%), registraron aumentos del parque de viviendas inferiores a la media nacional. Dentro de Andalucía destacaron los espectaculares aumentos sufridos en las provincias de Málaga (43,3%)  y Almería (40%). Los mayores descensos del empleo y las mayores caídas de los precios de las viviendas han tenido lugar, después de 2007,  en las zonas en las que fue mayor el volumen de nueva construcción residencial realizado en la fase de auge comprendida entre 1997 y 2007. En dichas zonas también destacó  la persistencia de los descensos de ventas de viviendas en 2010.
  Al primer aviso de que el turismo mejora, se  quiere volver  a las andadas. Nada parece haber cambiado, a la vista del celo promotor de numerosos ayuntamientos, muy superior al de los propios promotores inmobiliarios. Una cosa si es diferente,  y es que el crédito bancario para financiar los proyectos aspirantes a nuevas burbujas inmobiliarias no estará presente en mucho tiempo con la intensidad con que lo estuvo en la fase expansiva citada. Algo es algo.
El Siglo, 28 de marzo de 2011

28 marzo 2011

Mercado de vivienda: las cifras de 2010

Julio Rodriguez López
  El mercado de vivienda pareció “tocar fondo” en el  ejercicio de  2010, pero estuvo lejos de registrar  mejorías   claras  en las principales magnitudes. Las ventas se recuperaron al calor de los cambios fiscales, pero los precios de las viviendas  volvieron a descender.  La nueva oferta (viviendas iniciadas) volvió a registrar un nuevo e importante descenso sobre el año precedente.
  Las compraventas registradas de viviendas crecieron en 2010 en un 6,8% sobre el año anterior, rompiendo asi una etapa de cuatro años seguidos de  disminución  de dicho indicador. El total  de compraventas  registradas  ascendió a 441.368, repartidas casi por igual entre nuevas y usadas. El aumento de las ventas de viviendas usadas (12,4%) resultó ser bastante mayor que el de las viviendas nuevas (1,8%). Pais Vasco y Cataluña registraron fuertes aumentos de las compraventas, por encima del 20%, mientras que las autonomías más dependientes de la construcción residencial sufrieron los mayores descensos (Canarias, Andalucía, Murcia y Rioja).
  No se dispone de cifras para todo el año 2010 sobre las transacciones  inmobiliarias formalizadas ante notario. El indicador correspondiente creció en un 2,2% en los tres primeros trimestres de 2010 sobre el mismo periodo de 2009. Será necesario disponer de la información completa del pasado año para valorar mejor lo sucedido en dicho ejercicio, pues las transmisiones ante notario están temporalmente más próximas a las  ventas efectivas que  los datos registrales.
  Todo indica, sin embargo, que las ventas reales de vivienda mejoraron en 2010 por el impulso que supuso, en primer lugar, el adelanto al aumento del IVA en las ventas de nuevas viviendas desde  el 7% al 8% desde el 1º de julio  de 2010. La elevación del impuesto sobre transmisiones patrimoniales en varias autonomías en la misma fecha también favoreció las ventas de viviendas usadas. El segundo impulso se ha producido a fines del pasado año, ante la eliminación de la  desgravación  por compra de vivienda en el Impuesto sobre la renta de las personas físicas desde el 1º de enero de 2011, y ello para los contribuyentes con ingresos superiores a 24.100 euros al año.
 Sin tales apoyos fiscales es difícil que las ventas hubiesen mejorado en 2010. El  nuevo y significativo  descenso del empleo (-237.800 fue el retroceso del número de ocupados en 2010, según la Encuesta de Población Activa), el menor ritmo de creación de hogares,  y la persistencia de una oferta de crédito más restringida que en “tiempos normales” frenaron la demanda. Dicho descenso tuvo lugar  a pesar de los bajos tipos de interés practicados en los nuevos préstamos hipotecarios formalizados. El saldo vivo de los créditos a comprador de vivienda  aumentó en un 0,8% en diciembre de 2010 sobre el mismo mes del año anterior. Sin embargo,  según la encuesta de préstamos del Banco de España el importe de  los nuevos créditos a comprador de vivienda descendió  en 2010 en un 5%.  Esta última información es coherente con el descenso del número de hipotecas destinadas a la compra de vivienda (-9,6% en enero –septiembre de 2010 sobre el mismo periodo de 2009), que habrán estado por debajo de  las 450.000 en 2010.
 El nuevo descenso de los precios de la vivienda en 2010 dio lugar a que el retroceso acumulado por dicha magnitud fuese del -13,1% desde el inicio de la crisis, según la estadística del desaparecido Ministerio de Vivienda. La información procedente de la tasadora Tinsa ha confirmado que en enero de 2011 los precios de las viviendas  volvieron a caer en un - 5% sobre el mismo mes del año anterior. El perfil futuro de los precios de venta de las viviendas, así como la intensidad del ajuste del mercado, dependerán de   la politica de precios de venta de las entidades de crédito respecto de  los activos inmobiliarios  en su poder,  procedentes de daciones en pago y de adjudicaciones en subasta.
 Como antes se indicó, en 2010 las viviendas  iniciadas volvieron a caer en más de un 15% sobre el año anterior. La  cifra absoluta de iniciaciones se situó asi en torno a las 92.000, lo que supone un nivel inferior a los correspondientes al inicio de la etapa de auge inmobiliario 1997-2007. La caída de la obra nueva construida ha vuelto a detraer más de un punto al crecimiento de la economía española en 2010 y a reforzar el descenso del empleo.
  En 2011 el mercado de vivienda puede presentar en principio un perfil de ligero crecimiento, como sucedió en 2010.  Todavía los precios de venta de las viviendas están en España por encima de los niveles asequibles para  los salarios medios de España. Un ajuste mayor de los precios de venta y el posible avance en la solvencia de las entidades de crédito podrían mejorar el dinamismo del crédito y del mercado de vivienda, lo que contribuiría de forma relevante a la recuperación de la economía española.
Publicado en Escritura Pública (Consejo Superior del Notariado)



14 marzo 2011

EL PRECIO DEL PETROLEO ATACA DE NUEVO

Julio Rodríguez López

  A la gestión de la política económica en España no le faltan dificultades.  Tras la”ducha fría” que supuso la publicación de los resultados del mercado de trabajo correspondientes a  febrero de 2011, la crisis  de Libia ha arrojado nuevas incertidumbres sobre la evolución de la economía,  por su incidencia sobre el suministro y precio del petróleo. Nadie olvida que las crisis petrolíferas  de los años  1973, 1978 y 1990 provocaron recesiones económicas a nivel mundial.
De hecho la última crisis  económica estuvo precedida por unos precios excepcionalmente elevados del petróleo en 2008 (a 148 dólares  llegó a ascender el precio del barril de petróleo en dicho año). Las amenazas de nuevos “oíl-shocks“ provocan  preocupaciones  renovadas, sobre todo si tienen lugar en un contexto general , como el actual, caracterizado por  la débil recuperación de la actividad productiva en los países occidentales.
Tras la reducción al 50% de la producción procedente de Libia, los precios del petróleo se han situado en torno a los  115 dólares por barril, en el caso del Brent en la segunda semana de marzo, lo que implica un precio superior en un 20%   al existente al inicio del año. El primer problema que se plantea es de abastecimiento, a la vista de que en España el crudo procedente de Libia supone en torno al 10% del consumo anual.  El segundo problema es el de la subida de los precios, cuyo impacto se transmite rápidamente al resto de la economía.  
Un aumento del 10% en el precio medio del petróleo se considera que provoca una reducción de un cuarto de punto en el ritmo de crecimiento de la economía mundial. La previsión para 2011 es de un crecimiento del PIB  mundial del 4,25%, lo que implica que si la elevación de los precios se mantiene al nivel alcanzado  en febrero  no sufriría demasiado  el crecimiento global en 2011. Las economías de los países occidentales son ahora menos  dependientes del petróleo que en 1973, pero ello no implica que dichas economías sean inmunes a nuevas  crisis de dicha materia prima.
Una restricción en la oferta de petróleo (oíl-shock) tiene abundantes  efectos económicos: se transfieren ingresos desde los  países  consumidores hacia los países productores, se reduce el gasto global (baja el gasto de los consumidores en mayor proporción que aumenta en los productores), se detrae gasto de otros bienes y servicios , se enriquecen, en general, los países productores  y se empobrecen los consumidores, bajan los salarios reales y, por último, se frena la actividad productiva, puesto que existen ramas de actividad que dejan de ser rentables con los mayores precios alcanzados por la energía (Martin Wolff,  “Arab freedom is worth a short shock”, Financial Times,  2 de marzo de 2011).
 Por supuesto, la trascendencia de la situación actual de encarecimiento del petróleo por encima de los  115 dólares será tanto mayor cuanto mas se  prolongue  dicha elevación de precios y más  se alarguen las incertidumbres sobre el suministro mundial. El impacto de la restricción actual es  mayor por el fuerte crecimiento por el que atraviesan los países  emergentes en 2011,  que  consumen petróleo  con mayor intensidad que los desarrollados. También influye el contexto inflacionista general derivado  de la inundación de dólares que, a nivel mundial,  ocasiona la  politica económica de Estados Unidos. Dentro de dicha política  la creación masiva de dólares a través de las actuaciones del  banco central (“quantitive easing”) viene a ser  el principal instrumento destinado a  impulsar el crecimiento.
En España,  un precio de 110 dólares aumenta el alcance de la factura  anual del petróleo en  unos 9.000 millones de euros.  Lo más relevante en el caso de España es que, además de las consecuencias antes citadas de los mayores precios de la energía, el mayor  precio del petróleo aumenta el déficit de la economía española frente al resto del mundo.  Más déficit exterior implica más deudas privadas y públicas, que ya alcanzan unos niveles más que considerables.  Las importaciones energéticas supusieron en 2010 más del 4% del PIB de España, a la vista de la escasa autosuficiencia energética de dicha economía.
  Es posible que la cuestión energética requiera en España de planteamientos de mayor calado y alcance que la reducción hasta 110 kilómetros/hora de la velocidad máxima en carretera. Sin embargo,  llama la atención,  a la vista de los resultados de la encuesta del diario El Pais de 6.3.2011, la escasa disposición al sacrificio que los españoles revelan ante una prolongación de la situación actual de la energía. Según dicha encuesta solo se aprueban los sacrificios que  no afectan individualmente a cada hogar.
 Se han efectuado propuestas de medidas alternativas de mayor coste social, como la de aplicar un tributo adicional para disuadir del consumo energético. En realidad se trata  de reducir el alcance del tributo que todos los españoles deben de pagar a los países productores, procurando a la vez que no recaigan facturas adicionales sobre los hogares que en este momento están sufriendo la crisis con mayor amplitud.  En todo caso, a la politica económica le ha salido con la crisis  libia  una complicación adicional sobre los problemas pendientes. 
(El Siglo, 14.3.2009)

13 marzo 2011

ECONOMIA Y MERCADO DE VIVENDA. GRANADA 2011

Julio Rodriguez  López

   En 2010 la economía de la provincia de Granada sufrió los vaivenes del conjunto de la economía española. La actividad productiva (PIB) retrocedió ligeramente,   descendió de nuevo  el empleo, se aceleró el aumento de los precios de consumo  y fueron menores los desequilibrios correspondientes al déficit publico y al déficit exterior. En el pasado año se agudizó la crisis de la deuda, agravada por el esfuerzo publico preciso para  reducir las consecuencias de la recesión. 
  En 2010 se puso en cuestión todo el equilibrio de la eurozona, ante la fuerte especulación desencadenada sobre la deuda de algunos países miembros de dicha área económica.  Todavía está pendiente de resolver  la cuestión de la superación del mayor endeudamiento, privado y público,  de los países “periféricos” (Grecia, Portugal, Irlanda y España). La elevación de los tipos de interés prevista para 2011 y los mayores  precios de la energía no van a ayudar a reforzar la necesaria recuperación de la economía española.  
  Dicha  economía debe de reforzar su  nivel general de  competitividad, diversificando el tejido productivo y reduciendo la fuerte apelación al endeudamiento que caracterizó su evolución en los últimos años. En este contexto general, la economía de  la provincia de Granada adolece de un menor nivel relativo de empleo  respecto de la media de España y de un mayor peso en su estructura de actividades de baja productividad, como es el caso de  la construcción y de  los servicios de no mercado (administraciones públicas). Si España necesita aumentar su competitividad, dicha necesidad resulta  más acuciante en la provincia granadina, que cuenta con una buena dotación de recursos naturales, y que debe de optimizar con racionalidad el aprovechamiento de sus claras posibilidades turísticas.  
 En 2010 el descenso del empleo  fue menos intenso en la provincia granadina (-0,8%) que en la economía  española (-1,3%), según la Encuesta de Población Activa. En el caso de los afiliados a la Seguridad Social en alta, mientras que en España tuvo lugar un descenso de dicha magnitud del -0,9%, en la provincia granadina, por el contrario, aumentó ligeramente el total de afiliados, que se situó en 310.100  al final de dicho ejercicio anual. Los indicadores de empleo derivados de la Encuesta citada del INE y de la afiliación a la Seguridad Social señalan la realidad de un total de ocupados en esta provincia algo superior a los 300.000, cifra que se ha mantenido estabilizada en el pasado año.
   Los indicadores de turismo de la provincia granadina, viajeros alojados y pernoctaciones, registraron aumentos del 4,1% y 3,4%, respectivamente, en 2010 sobre el año anterior. El número de plazas hoteleras ascendió  a 28.969 a fin de 2010, un 1% sobre el nivel del año precedente. El nivel de ocupación fue  del 54,6%, por encima de los ejercicios anteriores.
  En cuanto al mercado de vivienda, en 2010 descendieron en Granada las compraventas registradas en un 8,3%, asi como también cayeron las transacciones inmobiliarias intervenidas por los notarios (-7,9%). Destacó el intenso descenso de las ventas de viviendas nuevas (-30,2%), frente a la recuperación de las ventas de viviendas usadas (26,1%). Dicho comportamiento contrastó con la recuperación de las ventas experimentada en el conjunto de España. El total anual de ventas en 2010 fue de 10.122 en la provincia granadina, de las que el 54,2% fueron viviendas usadas y el resto, el 45,8%, fueron viviendas de nueva construcción.
 El descenso de los precios de la vivienda en Granada durante 2010  fue del -1,5%, inferior al registrado en el conjunto de España en el mismo ejercicio (-3,5%).  Entre el nivel más elevado de precios  y el más reducido, los precios de la vivienda han disminuido en Granada en un 12,5%. Dicho  descenso fue menos acusado que el del conjunto de España (-13,5%). El nivel medio de precios en el cuarto trimestre de 2010 fue de 1331,8 euros por metro cuadrado, mientras que en la capital dicho precio medio ascendió a 1938,2 euros/m2.
  Como sucedió en el conjunto nacional, en  la provincia granadina el ajuste del mercado de vivienda se ha concentrado, tras el inicio de la crisis, en la nueva oferta, que ha descendido de forma espectacular. En 2010 se iniciaron en Granada menos de 1.700 viviendas, un 32,3% por debajo de 2009. Si se tiene en cuenta que en 2006 se alcanzaron las 24.200 viviendas iniciadas se entiende el enorme hueco abierto en la construcción residencial en esta provincia.  Dicha  evolución ha afectado sobre todo a los rincones de la provincia en los que mayor fue el desplazamiento desde  actividades productivas alternativas hacia la edificación de nuevas viviendas, como es el caso de la Costa. El total de viviendas terminadas y no vendidas puede superar las 25.000, lo que equivale al 5% del parque de viviendas de la provincia, próximo a las 540.000 viviendas familiares. 
   El aumento de  las ventas de viviendas  en 2010 se debió a  las ventajas fiscales que conllevó la compra de una vivienda en dicho ejercicio. Desde el 1º de julio de 2010 el tipo impositivo del IVA sobre el precio de ventas de una vivienda de nueva construcción pasó desde el  7% al 8%, y también subió en la misma proporción el tipo correspondiente al Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales, que afecta a las viviendas de segunda mano. Desde el 1º de enero de 2011 se ha eliminado la desgravación en el Impuesto sobre la Renta de las personas físicas por compra de vivienda a los contribuyentes con ingresos anuales superiores a los 24.100 euros. Los estímulos de 2010 no funcionarán en el presente ejercicio.
  En 2011 resultará decisiva para  el mercado de vivienda la actuación de las entidades de crédito, bancos y cajas de ahorros.   En primer lugar, destaca  la  importante cuota de viviendas terminadas y no vendidas que tienen  en sus balances dichas entidades En este caso importa la política de ventas de dichas entidades, sobre todo en materia de precios de venta. En segundo lugar,  está por ver la incidencia que el reforzamiento de la solvencia de bancos y de cajas,  que pretende el gobierno,  puede tener  sobre  el flujo de nuevas operaciones de crédito. Además, el alquiler comienza a pesar mas en las decisiones de los nuevos hogares, a la vista de la mayor oferta existente y de los niveles más atractivos de los alquileres.
   2011 es, asimismo, año de elecciones municipales. Las nuevas corporaciones locales se enfrentarán a unas complicadas situaciones presupuestarias, y deberán prestar el máximo de atención a  los niveles de endeudamiento y a las posibilidades reales de actuar antes de acometer nuevas iniciativas. El necesario rigor con el que deberán de actuar los gobiernos locales no resulta coherente con el deseo de creación de nuevas entidades locales que aparece con frecuencia. La tendencia general debería de ser más bien a  concentrar ayuntamientos para reducir los costes de dichas administraciones públicas.
  La provincia de Granada necesita avanzar en cuanto a la dotación de las infraestructuras pendientes. El panorama económico no se ha despejado todavía, y ya han transcurrido tres años y medio desde el inicio de la crisis.  Todo apunta a que la actividad  ha tocado fondo y que hasta puede mejorar ligeramente. El exceso de mano de obra existente, visible en el amplio desempleo,  es un serio problema que debería de tratar de paliarse por parte de todas las administraciones públicas, huyendo del recurso fácil de atribuir al gobierno del Estado la culpa de todos los problemas económicos. Asimismo, la política económica general deberá clarificar más los objetivos perseguidos y huir de los cambios frecuentes de orientación. Buenas expectativas y amplios riesgos estan presentes por igual en el panorama económico de 2011.
(Ideal, 13.3.2011)

01 marzo 2011

Se alejan, de momento, las caídas del PIB

 Julio Rodríguez López

Según el Instituto Nacional de Estadistica (INE), el Producto Interior Bruto (PIB) de la economía española retrocedió en un -0,1 por ciento en el año 2010 respecto del ejercicio precedente. En la historia de la Contabilidad Nacional de España, que elabora y publica el INE desde el inicio de los años sesenta, no son frecuentes los ejercicios anuales en los que se registren descensos en la evolución de la magnitud citada.
En tiempos de Franco nunca tuvieron lugar retrocesos del PIS, según la Contabilidad Nacional. Con la democracia, antes de la crisis actual sólo se produjo dicha circunstancia en 1993, el año posterior a los "fastos de 1992", ejercicio este último en el que habían coincidido la Olimpiada de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla. El crecimiento anual del PIB viene a ser, pues, una estadística un tanto totémica, sobre la cual los organismos internacionales suelen diferir en sus previsiones respecto de lo que anticipa el Gobierno. Este último es, a fin de cuentas, el que realiza la estimación definitiva de la magnitud en cuestión a través del INE, organismo autónomo dependiente ciel Ministerio de Economía y Hacienda.
El comportamiento del PIB de la economía española ha diferido un tanto durante la crisis respecto de la evolución del empleo. En la larga fase de expansión comprendida entre 1997 y 2007 el empleo y el PIB casi fueron de la mano (3,8 por ciento fue el ritmo medio de variación del PIB en dicha etapa y 3,4 por ciento fue el aumento medio anual del empleo). En los tres años de recesión el PIB descendió a una tasa media anual del 1 por ciento, mientras que el ritmo de retroceso del empleo fue del 3,2 por ciento. En la fase de auge la productividad aparente del empleo creció solo en un 0,4 por ciento anual de media, mientras que en la recesión dicha magnitud ha aumentado a una media anual superior al 2 por ciento.
La disparidad entre las variaciones del PIB y del empleo sirve para que los defensores de la flexibilidad total del mercado de trabajo señalen que es la normativa laboral española la que explica dicho divorcio. A la vista de los datos, en España el empleo desciende en las crisis bastante más que en Europa, mientras que el PIB evoluciona de forma equivalente. Es imprescindible valorar si las estadísticas en cuestión se estiman del mismo modo en todos los países. Además, las estadísticas económicas no son comparables con las que se emplean en el campo de las ciencias naturales. En estas últimas la experimentación permite trabajar con indicadores más precisos que los que emplean las ciencias sociales en general.
Esta circunstancia debería de tomarse en consideración a la hora de emitir hipótesis sobre el comportamiento de la economía española de las que se derivan propuestas de politica económica con un impacto social negativo. Por más que sea evidente que la profunda crisis de la construcción residencial ha explicado más del 60 por ciento de los empleos perdidos en España desde el inicio de la crisis entre 2007 y 2010, siempre se atribuye la caída del empleo a las supuestas rigideces de clicho mercado.
En 2010 el PIB fue inferior en un 13,3 por ciento al que sería su nivel de haber seguido aumentando, después de 2007, al ritmo medio al que lo habia hecho en los diez años que terminaron en dicho ejercicio. El PIB real de España está ahora sensiblemente por debajo del PIS potencial. En 2010 fue decisiva la aportación del sector exterior al crecimiento de la economía española, ante la persistente debilidad de la demanda interna (-1,2 por ciento en 2010). Las exportaciones han sido el componente más dinámico de la economía española en el pasado ejercicio, puesto que aportaron casi dos puntos y medio al crecimiento. El sector de la construcción volvió a detraer casi punto y medio a dicho crecimiento.
El empleo retrocedió de nuevo con intensidad el pasado año, un 2,4 por ciento en media anual, correspondiente a un descenso de 238.(x)0 ocupados. La tasa media de desempleo anual fue del 20,1 por ciento de los activas, media que osciló entre el nivel máximo de Canarias (29 por ciento) y el mínimo autonómico del País Vasco (10,9 por ciento). El Indice de Precios de Consumo pasó de aumentar en sólo un 0,8 por ciento en 2009 a hacerlo en un 3 por ciento en 2010 y en un 3,3 por ciento en enero de 2011, impulsado por los mayores precios de la energía, las más altas tarifas eléctricas y la mayor imposición indirecta.
Las previsiones para 2011 son de una recuperación del crecimiento positivo de la economía, pero a un ritmo muy moderado (0,6 por ciento, según el FMI). Se ha previsto asimismo un ligero descenso adicional del empleo, con lo que la tasa de paro continuará situada este año en un nivel elevado (20,3 por ciento). La crisis de la deuda puede controlarse, sobre todo si se refuerza la solvencia de las entidades de crédito. Persiste el déficit de competitividad. La recuperación del crédito, la normalización del mercado de vivienda son imprescindibles para recuperar el tono de la economía. El retorno a una tasa positiva de variación del PIB no cambiará mucho las cosas, aunque salvará algo "la honra" de la economía.
El Siglo 28-02-2011

*Economista. Vocal del Cansen Superior de Estadística