16 abril 2016

REFLEXIONES SOBRE LA CONTABILIDAD REGIONAL DE ESPAÑA.EL MODELO TERRITORIAL NO CAMBIA Julio Rodríguez López


El INE publicó en marzo de 2016 los resultados de la Contabilidad Regional de España relativos a 2015. Los datos del PIB por comunidades autónomas ahora  divulgados respetan los totales publicados previamente  para España. Tales  resultados regionales de 2015 no implican cambios significativos respecto de los correspondientes a 2014. Se aprecia un especial dinamismo en el crecimiento de las autonomías con mayor peso de la construcción y la hostelería, así como en las principales áreas metropolitanas.

    Según la última publicación del INE, en 2015 la primera autonomía en cuanto a valor absoluto del PIB a precios corrientes  fue Cataluña, con casi 205.000 millones de euros, el 18,9% de España, seguida de cerca por Madrid con el 18,8%. A continuación vienen Andalucía,  Valencia y País Vasco.

 El PIB por habitante es una aproximación primaria al nivel de vida de cada territorio.  El primer puesto por autonomías en cuanto al nivel de dicha magnitud correspondió a la Comunidad de Madrid, con 30.755 euros, un 36,6% por encima del nivel medio de España, que en 2014 equivalía al 87,4% de la Eurozona. El País Vasco ocupa el segundo lugar, correspondiendo a Cataluña (+18,8%) la cuarta posición. Andalucía, con un 25,9% por debajo de la media nacional y Extremadura, con un -30,6%, ocupan las dos últimas posiciones entre las 17 autonomías en cuanto a nivel de vida teórico.

 El PIB por habitante es la resultante de multiplicar la productividad por persona ocupada por la tasa de empleo (empleos por habitantes). Madrid supera a la media de España en productividad, pero su diferencia es mayor en la tasa de empleo (+22,6%). Extremadura está por debajo de España en productividad, pero su diferencia a la baja es más acusada  en la tasa de empleo (casi un 20% por debajo).Una economía “incluyente”, que abra posibilidades de empleo a más ciudadanos,  estará siempre más desarrollada. 

En la Comunidad de Madrid destaca  la presencia de servicios de productividad elevada (información y comunicaciones, actividades financieras y seguros, actividades profesionales y artísticas). La industria ha sido desplazada de dicha Comunidad  por la expansión inmobiliaria. Solo en las islas, Baleares y Canarias,  hay menos presencia industrial relativa que en Madrid. En Extremadura, la autonomía menos desarrollada de España, destaca la presencia de  agricultura-ganadería, construcción y,  sobre todo, administraciones públicas, que son servicios no destinados a la venta.

 El bienio 2014-15 fue de moderada recuperación. La recesión  cíclica “tocó fondo” en 2013. La economía española creció a un ritmo medio anual del 2,3%. Los mayores crecimientos de dicho periodo, por autonomías, han correspondido a la Comunidad Valenciana (2,8%), Madrid (2,50%) y Cataluña (2,45%). Las autonomías de Galicia  y Asturias (1,8%) y Castilla-La Mancha (1,7%) registraron las menores tasas de crecimiento en el periodo citado.

 La industria no ganó peso en la economía española en la recuperación posterior a 2013 (bajó su participación en el PIB al 15,5% en 2015). Desde 2015 se advierte un mayor dinamismo de la construcción. Las viviendas iniciadas han experimentado fuertes aumentos en 2015 e inicios de  2016. A pesar de la incidencia que para España supondrá el cambio climático en marcha (elevación del nivel del mar, incremento de temporales, aumento de la temperatura del mar en superficie, desestabilización del equilibrio de las playas y deltas, aumento de la temperatura local), poco o nada ha cambiado en el urbanismo que se practica en las ciudades.

 Así, en la Comunidad de Madrid destaca el celo con el que la presidenta de esta autonomía critica al ayuntamiento de Madrid por no dinamizar con más prontitud los proyectos de “desarrollo urbano” (hacer más viviendas, en una palabra) de dicha ciudad.

  Pero las recomendaciones de los expertos en el clima no encuentran una administración potente  que aplique sus sugerencias. Cada uno de los 8.200 ayuntamientos (que siguen aumentando en número bajo el empuje que a la división constante en nuevos municipios aportan las autonomías)) es dueño y señor de su urbanismo. El estado poco  tiene que hacer en el modelo territorial, a la vista del reparto competencial vigente en España.

 Se idealiza, sobre todo en Andalucía,  el “modelo Málaga”, como si esta provincia ofreciese unos resultados macroeconómicos especialmente brillantes. Lo específico de Málaga es que ha destinado una proporción elevada de suelo a viviendas de temporada, con importante presencia de  extranjeros. Tras el elevado stock de viviendas de Málaga (tiene casi tantas viviendas como habitantes) se esconde un nivel de PIB por habitante no superior al de la media andaluza, mientras que en el resto de Andalucía parece se considera a Málaga poco menos que la  Florida del sur de España..

 Los indicadores urbanos del INE establecen 45 Áreas Urbanas Funcionales en España. La de Málaga es una de las de mayor dimensión poblacional. De dichas 45 Áreas Urbanas, la de Málaga es la antepenúltima en nivel de renta media de los hogares, solo por encima de Marbella y Elche, y ocupa el puesto 38 en lo que a tasa de desempleo se refiere. Algo tienen que ver con dicha situación los bajos salarios de la hostelería y de la restauración. El esplendor del turismo contrasta con los bajos salarios medios de los empleos creados en el sector.

 La continuidad de una política de suelo atenta a construir viviendas al margen de la demanda real de las mismas, en la que ahora destaca el papel de los fondos de inversión,  no ayudará a cambiar el modelo productivo. Es posible que en  la coyuntura presente,  de tipos de interés por los suelos y abundante dinero flotante a la búsqueda de rentabilidad,  se repitan nuevas burbujas que luego habrá de pagar el conjunto de la ciudadanía.

Este artículo se publicó en la revista semanal “El Siglo de Europa” de 18.4.2016





[1] JRL es vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas Frente a la Crisis

03 abril 2016

ESPAÑA. LA DEMANDA INTERNA SERA MENOS PUJANTE EN 2016 Julio Rodríguez López

  Los últimos datos publicados de la Contabilidad Nacional Trimestral de España confirmaron que la economía española creció un 3,2% en 2015, por encima del 1,4% del año precedente. Sin embargo, el PIB  del último trimestre de 2015 todavía fue inferior en un 3,8% al alcanzado en el punto más elevado de la fase de expansión previa, que correspondió al segundo trimestre de 2008. El nivel de empleo, según la Encuesta de Población Activa, resultaba bastante más lejano que la producción respecto del nivel alcanzado en el periodo citado (-12,4%).

  El  crecimiento de la economía española en 2015 superó, pues,  ampliamente,  al 1,5% de la Eurozona. La expansión económica española estuvo impulsada sobre todo por la demanda interna, que creció un 3,7% en 2015, en la que destacó el crecimiento del consumo privado (3,1%) y la formación bruta de capital fijo (6,4%),  donde la construcción contribuyó al crecimiento tras un largo periodo de detracciones al mismo.

  El sector exterior quitó 0,5 puntos porcentuales al crecimiento de la economía, ante la mayor expansión de las importaciones (7,5%) respecto de las exportaciones  (5,4%).  Las administraciones publicas también contribuyeron al crecimiento de forma directa (el consumo público aumentó un 2,7%), aunque dicha actuación, unida a algunas  reducciones fiscales de corte electoralista, contribuyeron a que el déficit publico superase en un punto porcentual  al previsto en el Plan de Estabilidad enviado a la Comisión de la Unión Europea (el 5,2% del PIB frente al 4,2% previsto en dicho Plan, consecuencia del mayor déficit  de las comunidades autónomas y de la Seguridad Social, aparte de la rebaja fiscal citada).

  El empleo (ocupados EPA) aumentó en un 3% en 2015 (1,2% en 2014), correspondiente a 525.000 nuevos empleos. Dicha variación superó ampliamente a la de la Eurozona (1%). El número de asalariados creció en el año en un 3,5%, correspondiendo una variación del 9,5% a los empleos temporales y un 1,6% a los empleos indefinidos. Los empleos temporales suponían el 25,7% del empleo asalariado al terminar 2015.

   Andalucía fue la autonomía que registró el mayor aumento del empleo, el 5,1%, y Cantabria fue la única comunidad autónoma en la que retrocedió el empleo (-0,4%). Por sectores y ramas de actividad, destacó el incremento del empleo en Comercio-Hostelería (4,1%),  en Transportes y Comunicaciones (4,6%) y Administraciones Públicas (3%). En el caso andaluz destacaron los aumentos producidos en el empleo agrícola, en comercio-hostelería, en construcción  y en los servicios inmobiliarios. 

 La afiliación a la seguridad social creció en 2015 en un 3,2%, 3,8% en el régimen general y 1,3% en el régimen de autónomos. Con una variación del PIB del 3,2% y otra del empleo del 3%, la productividad aparente del empleo volvió a registrar un aumento modesto en 2015 (0,2%). La tasa de desempleo ascendió al 20,9% en el cuarto trimestre de 2015, 2,8 puntos porcentuales por debajo del mismo periodo de 2014. La mayor tasa de paro fue la de Andalucía, el 29,6% de los activos, y la menor la del País Vasco (12,9%).

  En 2015 destacó la presencia de un superávit de 16.700 millones de euros en la balanza de pagos por cuenta corriente, equivalente al 1,5% del PIB. Dicha evolución ayudó a reducir el elevado endeudamiento exterior de la economía española, más del 92% del PIB. Dicho superávit tuvo lugar en una situación de expansión significativa de la demanda interna de la economía española. A dicha evolución contribuyó el fuerte descenso de los precios del petróleo, que redujo en 16.700 millones de euros la factura de las compras  correspondientes, junto a la reducción de los intereses pagados por la deuda externa.

También contribuyeron al superávit citado, entre otros factores,  el más favorable tipo de cambio del euro frente al dólar, la persistente expansión del turismo y las exportaciones de automóviles, que contribuyeron en más de dos puntos al aumento de las exportaciones de mercancías. Cabe esperar que persista  el esfuerzo exportador efectuado en los años de recesión y que ha continuado con la recuperación de la economía española. En 2007 las exportaciones de mercancías y servicios ascendían al 25,7% del PIB, mientras que dicha proporción fue del 33,1% en 2015.

   La previsión sobre la economía española en 2016 es de un crecimiento del PIB del 2,7%, desaceleración explicada sobre todo por la demanda interna, cuyo crecimiento sería del 2,9%. El mercado de vivienda, donde en 2015 las ventas aumentaron en un 10% y las viviendas iniciadas lo hicieron en un 42,5%, puede ser un factor relevante en el crecimiento de 2016. El resto del mundo detraería  0,2 puntos porcentuales  al crecimiento,  al reducirse la expansión de las importaciones.

 Algunos factores que empujaron el crecimiento en 2015 tendrán menos fuerza en 2016. El Banco de España ha rebajado levemente la previsión de crecimiento. Se trata de que la política ayude a la economía, impulsando la formación durante  abril de este año de un nuevo gobierno que aporte continuidad a la expansión y ayude a corregir las desigualdades generadas en los últimos años.


Una versión de este articulo se publicó en la revista semanal El Siglo de Europa de 4.4.2016






[1] JRL es Vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas Frente a la Crisis