En el
verano de 2013 se cumplirán seis años desde el inicio de la crisis económica.
La incidencia de esta última desborda en España el marco económico. Las
situaciones de conflicto social se han
multiplicado y se resiente el marco político creado en España en la transición.
La comarca de la Costa de Granada y su principal núcleo de población, Motril,
están sufriendo de lleno las consecuencias de la crisis, a pesar de disponer de
unos recursos productivos importantes.
Costa de Granada. El impacto de la
crisis
En los
70 kilómetros de costa de la provincia de Granada, Motril es la ciudad de mayor
dimensión. Con 110 kilómetros cuadrados de superficie municipal, 15 kilómetros
de costa y 60.460 habitantes, según el censo de 2011 (61.200 en el Padrón
Municipal de 2012), esta ciudad, que ocupa una posición céntrica en la comarca
costera, tenía en 2011 una edad media
(37,7 años) más reducida que España (41,5) y que el conjunto de la provincia de
Granada (40,3).
Un rasgo destacado del mercado de trabajo en
Motril es que de los 17.411 afiliados a la Seguridad Social en alta a 31 de marzo de 2013, el 23,1% correspondía al régimen especial agrario
(5% en España) y el 21,4% eran autónomos (18,5% en España). Lo anterior implica
que la proporción de asalariados del Régimen General de la Seguridad Social
está en Motril muy por debajo de la
media nacional.
La Costa
de Granada ha sufrido de lleno el
impacto de la crisis. Ello lo evidencia, en primer lugar, la evolución de la población de Motril, que
pasó de aumentar en una media anual de 1.098 entre 2001 y 2007 (2,4%) a hacerlo solo en un promedio de 534 entre 2007 y 2012
(0,9%). En segundo lugar, si el nivel de empleo se mide por el número de
afiliados, entre diciembre de 2007 y el mismo mes de 2012, Motril habría
perdido en los cinco primeros años de la crisis 4.023 puestos de trabajo, casi
el 19% del empleo existente. En cuarto lugar, las ventas de viviendas se han
reducido en el mismo periodo en un 70%, según las transmisiones inmobiliarias
intervenidas por los notarios. Por último, como consecuencia de lo anterior, el
paro registrado ha crecido hasta unos niveles elevados,
situándose a 31 de marzo de 2013 en 7.816 en la Oficina de Empleo de Motril.
Antes de la crisis la Costa de Granada se vio afectada de forma negativa por circunstancias
tales como la ausencia de alternativas al cultivo tradicional, la caña de
azúcar, así como por la fuerte
competencia de los productos agrícolas del norte de África y por el
desvío de recursos (suelo y empleo) hacia viviendas de temporada en la etapa de
la “burbuja”. Lo anterior provocó que en la etapa de la “burbuja”
desapareciesen actividades sostenibles desde el punto de vista económico, que
ahora podrían dar ocupación a algunos de
los actuales parados.
Ideas sueltas para hacer frente a la crisis
Ante
la evidencia citada, se impone reflexionar acerca de cómo hacer frente a una crisis
tan acusada en un marco relativamente dotado de recursos naturales como la Costa
granadina. Así, la población joven tiene más peso que en el resto de la provincia de Granada. Además, el
agua no escasea, por las condiciones
naturales de proximidad a la vertiente sur de Sierra Nevada. Las
infraestructuras no ayudan, sin embargo,
pero no llegan al punto de impedir un
mayor desarrollo de la zona. En la Costa
no se deben de atribuir todos los males a las evidentes carencias
existentes, tanto en materia de
carreteras como en el aprovechamiento del agua de la vecina presa de Rules.
Esta última, de momento no pasa de ser
un monumento paisajista.
En los últimos años destaca el serio esfuerzo
del sector agrícola por sobrevivir, ante la intensa competencia del norte de
África en la mayoría de las producciones. Se
arrastra un problema crónico de
comercialización poco eficiente de los
productos del campo. En un momento de potenciación de la agricultura puede ser excesiva
la proporción de suelo de la vega ahora calificado para fines de construcción
de unas viviendas que hoy por hoy carecen de demanda. Cuando no exista una
licencia municipal de obras algunos
terrenos podrían recalificarse a fines alternativos a la construcción
residencial. Esta última no va a ser el
motor básico de la recuperación del
crecimiento de la Costa, aunque puede reforzarlo en su caso.
Deben
de construirse las conducciones que permitan el aprovechamiento de la presa de Rules,
que tiene una dimensión considerable. Cuando terminó la construcción de la misma resultó que
no interesaba demasiado el
objetivo de promoción agrícola que justificó su construcción en su día.
El
Puerto mercantil de Motril, ampliado de forma notable, debería ser objeto de un
mayor aprovechamiento. Habría que impulsar y estimular la instalación de
empresas en su entorno. La introducción de los “ferrys” en los últimos años es positiva pero
insuficiente. El que podría ser un parque empresarial próximo al puerto no ha pasado de la fase de proyecto,
que debería de reactivarse entre el
ayuntamiento y la empresa EPSA de la Junta de Andalucía. Esto es necesario si
se antepone el interés general a cualquier otro interés particular. El débil
tejido industrial existente se debe de proteger, por la incidencia positiva que
los puestos de trabajo industriales tienen sobre el resto de actividades y el
empleo, además del mayor valor añadido que generan tales empleos.
Para
aprovechar el turismo se debe de mantener la calidad ambiental de las playas, sin colmatar las salidas al mar. Al paso al que se ocupa
la primera línea de playa a veces hay que dar muchas vueltas para llegar al mar. Al turismo se le debe de considerar como una
actividad productiva más. Nunca deberían de sacrificarse actividades
sostenibles con el pretexto de desarrollos turísticos que solo existen sobre el
papel.
En cuanto al comercio, las ventajas de Motril
son claras por su centralidad en la comarca, aunque se debe de huir de la
sobreoferta en materia de grandes superficies. En lo relativo a la construcción
residencial, el ritmo de edificación de nuevas viviendas se debe de adaptar al
de las ventas: la oferta no crea la
demanda. Habría que rehabilitar barrios enteros de Motril, como el de las
Explanadas, para lo cual sería más que necesaria la colaboración de todas las
administraciones públicas, empezando por el ayuntamiento de Motril.
En
materia de infraestructuras, junto a la cuestión de Rules, resulta más que conveniente terminar las eternas obras de la
autovía. La Costa de Granada no debió de quedarse descolgada del Corredor Mediterráneo,
del que algo se podrá aprovechar. Motril
necesita una estación de autobuses más digna y útil que la actual, que resulta una referencia
negativa de esta ciudad.
Una reflexión final sobre el ayuntamiento de
Motril y la economía. La influencia del gobierno local sobre la situación económica
de Motril se ejerce mucho más a través de las decisiones respecto del destino
del suelo que desde las modestas actuaciones de promoción económica de dicha
corporación. El interés económico general debería de inspirar la actuación de la
oficina de planeamiento municipal. Además, se debe de procurar no “espantar” a
las empresas con la política tributaria local. Tendría que notarse algo más que
hasta el momento que al ayuntamiento de
una ciudad que ha perdido 4.000 puestos de trabajo en la crisis tiene un
interés real en la creación de empleos.