En la Eurozona, la tasa de inflación sigue
lejos del objetivo del 2% y la demanda interna muestra más signos de
agotamiento que de recuperación. El programa de “alivio cuantitativo”
presentado por Draghi en marzo de este año no ha producido resultados
apreciables en el conjunto de dicha área económica. Ante dicha situación Draghi
ha anunciado la prolongación del programa en cuestión más tiempo del previsto.
En marzo de 2015 Mario Draghi presentó la implantación de un programa de inyección de
liquidez a las entidades de crédito (“quantitative easing”) por una cuantía aproximada
de 1,1 billones de euros, que se aportarían durante unos 18 meses, hasta septiembre de 2016. Ello
implica lanzar liquidez a la economía, mediante la compra de deuda pública, a un ritmo de 60.000 millones de euros durante
dieciocho meses.
El objetivo perseguido era impedir que tuviese
lugar una situación de deflación en la Eurozona. En términos cuantitativos se
trataba que la inflación, medida por el índice armonizado de precios de
consumo, se aproximase al objetivo de una variación interanual
del 2%. El objetivo intermedio era conseguir una recuperación de la demanda
efectiva que alejase el fantasma de la
deflación, en la que el crecimiento de
la economía puede llegar a detenerse.
En el verano de 2015 se puso de manifiesto que
la economía china pasaba por apuros y que no iba a contribuir a que se
fortaleciese el crecimiento de la economía mundial. El impacto negativo de la
menor demanda china de materias primas sobre el crecimiento de los países
emergentes hizo que los precios de las
primeras materias no dejasen de caer a
lo largo de 2015, destacando sobre todo
el fuerte descenso del precio del petróleo.
En las previsiones de otoño de 2015 del Fondo
Monetario Internacional se ha advertido que el diferencial de crecimiento de
Estados Unidos con la Eurozona se va a
acrecentar en este año respecto del relativo a 2014. La tasa de desempleo de la
Eurozona (11%) es casi seis puntos
superior a la de Estados Unidos. El distinto
comportamiento de la demanda entre
dichas áreas es también espectacular. Mientras que en Estados Unidos la
previsión es de un déficit exterior del 2,9% del PIB en este ejercicio, en la
Eurozona la previsión es de un el
superávit exterior del 3% del PIB.
La tasa de
inflación de la Eurozona en septiembre de 2015 volvió a ser negativa. El
crecimiento del PIB puede ser inferior
al previsto. Ante la ausencia de una política fiscal expansiva, Draghi hizo el anuncio de que podría extender hasta
un año más la política de inyecciones de liquidez mediante compras de títulos
en los mercados secundarios y que podría reducir más los tipos de interés
practicados.
Con la política
de “alivio cuantitativo”, las compras de
activos por los bancos centrales vienen a ser una forma de hacer más
efectiva la política monetaria
cuando los tipos de interés están próximos a cero, que es su más bajo nivel. Al
reducir al disponibilidad de activos por las compras que realiza, dicha
política hace que los inversores se
desplacen hacia otro tipo de activos. Esto eleva sus precios y hace bajar la rentabilidad (Martin Wolf, “Monetary
Policy: An unconventional tool”, FT, 5.10.2014).Dicho desplazamiento hace que
la economía presente a lavez signos de
debilidad mientras que suben los precios
de la bolsa y de los activos inmobiliarios.
En 2015 conviven en la Eurozona una política
monetaria muy expansiva, unos tipos de interés muy reducidos y una ausencia de
inflación. Para superar dicha situación
es preciso lograr un fuerte estimulo de la demanda. No parece que la política
de inyecciones de liquidez desarrollada desde marzo haya dado resultados
significativos.
Dicha política equivale a un medicamento con efectos
secundarios no insignificantes. Si para lograr que los precios se aproximen al
objetivo de un aumento anual del 2% hay
que inundar de liquidez los mercados y los bancos, estos últimos apenas pagarán por los depósitos. La
crisis de la vivienda, derivada de fuertes compras especulativas, ha visto a cientos de miles de personas en
Londres luchar contra los crecientes alquileres y los mayores precios de las
viviendas (The Guardian 26.10.2015). En España ha bastado con una mayor
presencia de inversores en el mercado, para que los precios de las viviendas vuelvan
a subir, por más que haya una abundante oferta de viviendas de segunda mano a la venta.
Una política fiscal más expansiva, junto a una
extensión de las compras de títulos a bonos de empresas y también a deuda publica destinada a
financiar obras públicas, podrían
producir efectos estimulantes de la demanda. Esto puede ser más efectivo que la
prolongación temporal del uso de un
instrumento que ahora contribuye más a fomentar
la especulación que a reactivar la
demanda de la economía.
Una versión de ste articulo se publicó en la revista ElSiglo el 2 de noviembre de 2011