21 junio 2011

2011, una recuperación penosa

Julio Rodríguez López
  La información económica reciente indica que la recuperación de la economía mundial parece haber  perdido fuerza en el segundo trimestre de 2011. No se prevé un retorno a tasas negativas de crecimiento, pero ante la evidente debilidad de la recuperación,  los organismos internacionales están recomendando  la adopción de políticas que refuercen el ritmo de crecimiento. Dicho contexto general no facilita el que la economía española vuelva a tomar impulso, siendo como es una de las más afectadas por la crisis iniciada en 2007.
En el primer trimestre de 2011, entre las seis economías avanzadas mas relevantes (Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Japón), solo las dos primeras presentaron un nivel de actividad equivalente al que tenían en el trimestre  previo al inicio de los retrocesos en los niveles de actividad,  esto es, el primero de 2008. Se considera (Martin Wolf, “Our road to recovery gets steeper”, FT, 9 de junio de 2011) que las recesiones ocasionadas por el colapso de una burbuja, alimentadas por una amplia expansión crediticia,  resultan mas severas y tienen una mayor duración que las que tienen su origen en la adopción de medidas de ajuste ante situaciones de recalentamiento.
 Al problema estructural derivado del colapso de una burbuja especulativa, se han unido en 2011 un conjunto de problemas temporales, entre los que destaca la creciente incidencia que los mayores países emergentes están ejerciendo en la demanda mundial de primeras materias, lo que contribuye  a  deprimir  más al conjunto de las economías avanzadas.
También la OCDE, en su informe de la primavera  de 2011, ha señalado  como  la economía global está saliendo de la recesión,  pero no está volviendo a un nivel normal de negocio. Dicho organismo considera en dicho informe  como riesgos “bajistas” de la presente coyuntura los correspondientes a los mayores precios de las materias primas, a la persistente debilidad de los precios de los activos, a los fuertes desequilibrios fiscales de Estados Unidos y Japón. Por último, la OCDE  ha subrayado el peligro mundial que supone la vulnerabilidad financiera de los países de la Eurozona. 
 Se apela además a la necesidad de adoptar medidas de carácter estructural, entre las que la reforma del mercado de trabajo es la más referida. Sin embargo, no basta con adoptar medidas de ajuste de la oferta, pues  “la demanda importa” (M. Wolf, op.cit).    Las políticas de ajuste impuestas por los organismos  internacionales (Comisión de la UE, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) a los países que han tenido que ser objeto de planes de saneamiento dentro de la eurozona, Grecia, Irlanda y Portugal, incluyen  actuaciones  de carácter deflacionario.  Se considera que Grecia  sólo podría devolver la deuda en el caso de que su economía creciera por encima del 10% a precios constantes de forma prolongada.
  En el caso de España,  en el primer trimestre de 2011 el PIB  se situó en un nivel inferior en un 4% al del primer trimestre de 2008, situación equivalente a la de los países avanzados más deprimidos (Reino Unido y Japón tras el terremoto).  La evolución del sector de la construcción ha sido decisiva en dicha evolución, puesto que en el primer trimestre de 2011 dicho sector se situó en un nivel  inferior en más de un 30% al del mismo trimestre de 2008. El conjunto de sectores productivos diferentes a la construcción  creció en 2010 en un 0,5%, frente al retroceso del -6,5% del sector citado por el lado de la oferta. Esta situación subrayaba la alarma provocada durante la reciente “crisis del pepino”,  ante la cual un alcalde de una ciudad del  sur comentaba que  “es un desastre tras otro, pues hablamos de la destrucción de empleo en un sector que había conseguido ayudarnos a absorber parte del pinchazo de la burbuja de la construcción””.
 Según Joaquin Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea (lunes 13 de junio de 2010, Fundacion Rafael del Pino) la economía española presenta como problemas mas destacados los relativos a los déficits de  las administraciones públicas, acentuado tras el último resultado electoral, y el de la reforma de las cajas de ahorros. Estas últimas se han concentrado primero en un número bastante mas reducido de entidades, y después van a transformarse en bancos. El refuerzo de la solvencia de dichas entidades obliga a apelar a la captación de recursos en los mercados de capitales. 
 Junto a las medidas encaminadas a resolver los problemas en cuestión, sería conveniente que la economía española recibiese impulsos a su crecimiento. No basta con  la ayuda que supone el mejor año turístico que será 2011 y  el relativo dinamismo de las exportaciones. La política económica no puede incluir sólo medidas de ajuste, sino que debe de incluir elementos estimulantes del gasto y de la demanda en general, en ausencia de las cuales podría prolongarse en exceso la deprimida situación presente.  
(El Siglo, 20.6.2011)