15 febrero 2015

2015. LA COMISION MEJORA LA PREVISION PARA LA ECONOMÍA ESPAÑOLA Julio Rodríguez López

  La publicación “Invierno 2015” de  la Comisión Europea ha elevado al 2,3% la previsión de crecimiento de la economía española en 2015 (1,4% en 2014). Según dicha previsión la demanda interna será el motor de la mayor expansión, que estará acompañada de una aceleración del aumento del empleo. El crecimiento de la economía española en 2015 superará  al previsto para la Eurozona (1,3%) y estará por debajo del estimado para Estados Unidos (3,5%). 

  Según los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral  del INE, el ritmo de crecimiento de la economía española se aceleró hasta el 0,7% en el cuarto trimestre de 2014.  Dicho periodo fue el sexto trimestre consecutivo de variación positiva de la actividad productiva de dicha economía, que tocó fondo en el segundo trimestre de 2013.

  A pesar del avance registrado por la economía española en 2014, el nivel de actividad, medido por el PIB, todavía era inferior en el último trimestre de 2014  en un 5,8% al alcanzado en el segundo trimestre de 2008, que fue el periodo a partir del cual la actividad descendió de forma casi  continuada  hasta cinco años después.

 El empleo, medido por los ocupados de la EPA,  a pesar de haber aumentado de forma significativa en 2014, estaba situado a fines de  ese año un 14,9% por debajo del existente en el trimestre  citado de 2008. Esto suponía que en España,  al terminar el pasado año,  había 3,1 millones de puestos de trabajo menos que en el periodo  a partir del cual  se inició la gran destrucción de puestos de trabajo. Dicha disminución del empleo fue el rasgo más negativo de la crisis y de la “gran recesión” que experimentó la economía española entre 2008 y 2013.

  Como se indicó, la aceleración del crecimiento de la demanda interna de la economía española va ser el principal motor de la expansión, según la publicación citada de la Comisión Europea. El consumo privado (2,7%) y la inversión productiva (7,9%) serán los componentes de dicha demanda que más  crecerán en 2015. La construcción registrará una variación positiva a nivel anual por primera vez  en ocho años.  La construcción de nuevas viviendas comenzó a crecer a partir del tercer trimestre de 2014, pero a partir de unos niveles  a todas luces reducidos. Todavía pesa el amplio excedente de viviendas nuevas  sin vender y, además,  los empleos de nueva creación   tienen difícil el acceso a la vivienda, sea en propiedad como en alquiler.

  La devaluación del euro frente al dólar y el acusado descenso de los precios del petróleo son factores que van a contribuir al mayor crecimiento de la economía española en 2015. También ayudará  la persistencia del crecimiento en la entrada de turistas, que  mantendrá entonada la actividad en este componente de la actividad productiva. La Comisión ha previsto un aumento de las importaciones (6,9%) superior al de las exportaciones (5,4%), pero  el menor precio previsto del petróleo permitirá que la balanza de pagos por cuenta corriente registre un moderado superávit en 2015.

 En 2014 el empleo creció en un 2,5%, correspondiente a 433.900 empleos. Dicho aumento superó al del PIB en el mismo periodo (2%). Dicha disparidad  se entiende si se tiene en cuenta que el número total semanal de horas trabajadas aumentó en un 1,3% en dicho ejercicio, por debajo del crecimiento del número de ocupados. La baja calidad de los nuevos empleos, entre los que ha crecido el peso de los de a tiempo parcial, hace que haya descendido la jornada media de trabajo, con lo que la variación efectiva del empleo sea inferior a la tasa  resultante  al comparar el número de personas ocupadas.

Continuará en 2015 el descenso del déficit de las administraciones públicas (-4,5% del PIB frente al -5,6% de 2014). Pero la deuda pública total seguirá creciendo en este ejercicio, como lo indica el que la Comisión haya previsto que la relación deuda pública/PIB de España pase desde el 98,3% en 2014 hasta el 101,5% en 2015. 

 Los riesgos geopolíticos del conjunto de la Eurozona para 2015 son importantes. Destacan, entre los mismos, la situación de Ucrania y  los problemas  que a dicha área  plantea  la propuesta del nuevo gobierno griego de renegociar las condiciones del rescate que en su día impuso a Grecia la “troika”. En todo caso,  volver a crecer es importante por el impacto sobre el empleo, pero no deja de ser el retorno a una situación menos anómala que la que se ha vivido  durante los seis largos años de crisis. El cambio de ciclo de la economía mundial ha resultado decisivo para llegar a este cambio en la economía española.

  Dese el gobierno se exalta el paso a una situación de crecimiento.  Sobre tal  mitificación del crecimiento escribió en su día  Toni Judt (“Pensar el siglo XX”, Editorial Taurus, 2012) que “las altas tasas de crecimiento económico  no siempre son señal de prosperidad, estabilidad o modernidad. Durante mucho tiempo se consideraron rasgos transicionales. La razón por  la que los economistas se dejaron obnubilar por las altas  tasas de crecimiento como medida de éxito y de estabilidad se debió a la anterior catástrofe económica”.  Algo así le debe de estar pasando en 2015 en España al gobierno  y a sus economistas.

Una versión de este artículo se publicó en la revista semanal El Siglo de Europa de 16 de febrero de 2015



[1] JRL es miembro de ”Economistas frente a la Crisis

02 febrero 2015

LA EUROZONA SE MUEVE.EL ACUERDO DEL BCE Y LA VICTORIA DE LA IZQUIERDA EN GRECIA Julio Rodríguez López


 Las dos últimas semanas de enero de 2015 han sido trascendentes para la Eurozona, la deprimida Unión Monetaria que incluye a 19 de los estados miembros de la Unión Europea. La adopción de una medida de fuerte aportación de liquidez por parte del Banco Central Europeo (BCE) y los resultados de las elecciones generales en Grecia han supuesto dos importantes sacudidas en la evolución de dicha área económica.

  La dinámica de algunos indicadores económicos conminaba a que actuase de una vez el  BCE. Primero fue la tasa interanual de inflación de la Eurozona  del –0,2% en diciembre de 2014. El 20 de enero se publicaron las previsiones actualizadas del Fondo Monetario Internacional. Estas  señalaron que en 2015 la Eurozona va a  crecer solo un 1,2%  (0,8% en 2014), en claro contraste con el 3,6% previsto para  Estados Unidos.

  El consejo del BCE de 22 de enero  aprobó por mayoría  la adopción de una importante inyección de liquidez (“quantitative easing”) a la economía de la Eurozona desde dicha entidad. La cuantía de tal inyección  será de 1,1 billones de euros,  a un ritmo de 60.000 millones mensuales entre marzo de 2015 y septiembre de 2016. Estos se repartirán entre 45.000 millones de deuda pública,  de plazos entre 2 y 30 años. Los 15.000 restantes  se destinarán a comprar bonos de entidades financieras y obligaciones respaldadas por activos reales (ABS).

 En la presentación de la operación citada el BCE ha ligado la inyección de liquidez con la evolución de la tasa de inflación en la Eurozona. El BCE  pretende que esta última  se aproxime al 2% anual, sin fijar un objetivo cuantitativo  específico, sino una senda de inflación. Dicha medida podrá interrumpirse, a juicio del BCE, si  el ritmo de  inflación se aproxima  a la citada tasa anual del 2%, incluso si dicha evolución tuviese lugar antes de la fecha prevista para  finalizar la aportación de liquidez.

 El programa permitirá comprar menos del 10% del stock de deuda europea “viva”. El 92% de las compras permanecerá en los balances nacionales (W. Munchau,  “Draghi’ QE is an imperfect compromise for the eurozone”, FT, 25.1.2015), esto es, en los respectivos bancos centrales integrantes del BCE. Las compras de deuda se harán en los mercados secundarios. El balance del BCE crecerá casi un 40% tras la operación, que  podría prolongarse  de persistir una tasa de inflación lejana al objetivo citado.

 Otros bancos centrales han realizado, antes que el BCE, importantes aportaciones de liquidez, caso de la Reserva Federal de Estados Unidos, del Banco de Inglaterra y, sobre todo, del Banco de Japón. Este último ha llegado a  cuadruplicar  la dimensión de su balance como consecuencia de tales actuaciones.  De los resultados obtenidos se pueden sacar  algunas conclusiones de interés: es una medicina con efectos positivos y también con “daños colaterales”.

 La actuación del BCE aquí analizada sucede a otros cambios  acaecidos en la evolución de la Eurozona. Tras 2008 cambiaron los bancos europeos y la regulación bancaria, Además, han  descendido los tipos de interés de la deuda pública y en algunos países se han adoptado  importantes reformas de las denominadas  “estructurales”, entre los que destaca España. A esto se añaden los descensos sufridos desde fines de 2014 en los precios del petróleo y la importante devaluación del euro, favorecida por el anuncio de la medida finalmente adoptada por el BCE. 

Con la inyección de liquidez se pretende reactivar la demanda, tanto interna como externa,  en la Eurozona. Se persigue sobre todo favorecer la recuperación de la inversión productiva,  vía bajos tipos de interés y mayor disponibilidad crediticia. También se aspira a atacar la deflación  y fortalecer el precio de los activos. El BCE no tiene en este caso un margen ilimitado de maniobra como lo tenía Draghi en el verano de 2012. Los objetivos macroeconómicos perseguidos no son fáciles de lograr y la actuación puesta en marcha está lejos de ser una medida perfecta (Mohamed El Erian, “The ECB can only buy time for Europe´politicians”, FT, 22.1.2015).

 La inyección de liquidez anunciada se va  a llevar a cabo con todas las reticencias imaginables por parte de Alemania. La canciller Merkel no ha ocultado su antipatía  por la implantación de una medida de claro estímulo de la demanda, lejos del habitual arsenal alemán de instrumentos de política económica. No sería de extrañar que Alemania exigiese  ahora una política fiscal más restrictiva para contrarrestar el empuje de la actuación del BCE.

 La mayor liquidez bancaria puede ayudar a la demanda pero también puede producir  los daños colaterales significativos antes citados. Ejemplos, se harán crónicos los bajos tipos de interés,  y habrá nuevos aumentos en los precios de los activos, en especial en los cotizados en bolsa y en los  inmobiliarios. En este contexto no es de extrañar que el BBVA saque del armario la ya vieja conocida “Operación Chamartín”, en la que el objetivo es construir y vender en una zona céntrica de  Madrid 17.000 viviendas, objetivo  camuflado  tras  las  supuestas mejorías de la  Estación de Chamartín y de otras  infraestructuras de esa zona de Madrid.

  Pocos días después del anuncio de la operación aquí analizada del BCE sucedió el triunfo electoral en Grecia  de Syriza. Se trata de un partido de izquierda radical, con cierta experiencia de gobiernos locales, que hizo bandera en la campaña electoral  de la renegociación de la deuda de dicho país, al que  pretende mantener  en el euro. Al nuevo gobierno, que es una coalición del partido ganador con otro de  derecha crítico con las medidas hasta hora impuestas a Grecia,  se le ha recibido con profunda antipatía en la Unión Europea y FMI.

 El presidente del Eurogrupo, el ministro socialista holandés de Finanzas, Dijsselbloen,  ha advertido contra una petición de cancelación de parte de la deuda y ha descartado la celebración de una conferencia internacional sobre la  cuestión de la deuda.  Francia e Italia han asumido una posición más posibilista, proclive  a una solución pragmática, como lo supone el aceptar que la ”troika” (BCE, Comisión UE y FMI) no sea el interlocutor de Grecia, que no puede prescindir de las aportaciones corrientes de liquidez del BCE. El mes de febrero se inicia con la cuestión griega de nuevo sobre la mesa. Las próximas semanas serán decisivas no solo para Grecia, sino también para la Eurozona, que va a ser puesta a prueba una vez más.

Una versión de este artículo se publicó en la revista semanal “El Siglo de Europa” de 2 de febrero de 2015





[1] JRL es miembro de Economistas frente a la Crisis y Vocal del C.S. de Estadística