26 julio 2009

Dos largos años de crisis económica

Julio Rodriguez López

En el verano de 2009 se van a cumplir dos años desde el comienzo de la presente crisis económica. La crisis tuvo un origen acusadamente financiero y provocó en poco tiempo una restricción notable de la oferta de crédito. Se advirtió en principio una notable pérdida de valor en activos importantes de los balances bancarios. Después, el perfil bajista se fue extendiendo desde la construcción residencial a todas las actividades productivas. La inflación cedió a la baja de forma contundente en el segundo semestre de 2008. El cuarto trimestre de 2008 y el primero de 2009 han podido ser los momentos de mayor descenso de la actividad productiva y del empleo. Pero la fase más delicada de la presente crisis correspondió al periodo septiembre-octubre de 2008, cuando tuvo lugar la quiebra del banco Lehman Brothers y la necesaria intervención pública de la aseguradora AIG.

Desde el otoño de 2008 la política económica seguida frente a la crisis, más definida en los casos de Estados Unidos y del Reino Unido que en la UE, parece haber frenado el deterioro de la actividad productiva y de la demanda en el segundo trimestre de 2009. Sin embargo, las expectativas globales distan de estar despejadas y nada puede asegurarse sobre el comportamiento futuro de la economía mundial. Según el FMI, el PIB mundial descenderá en 2009 sobre el año precedente en un -1,4% y lo hará con más intensidad en los países desarrollados (-2,8%). En 2010 puede tener lugar un crecimiento positivo, que todo indica será muy moderado, lo que apunta a una reducción del producto potencial de numerosas economías.

La política económica seguida desde el otoño de 2008 debe mucho en su contenido a lo aprendido de los errores cometidos por la política seguida en la crisis mundial de 1929. Se han adoptado actuaciones de acusado perfil keynesiano y otras inspiradas en la interpretación de la crisis contenida en los trabajos de Milton Friedman y Anna Schwarz. Destaca la realidad de una política monetaria absolutamente expansiva: unos tipos de interés próximos al 0%, unos aumentos intensos del balance de los bancos centrales (“alivio cuantitativo”), que han supuesto fuertes aportaciones de liquidez a bancos y a empresas no financieras.

Se han realizado asimismo por los bancos centrales adquisiciones de volúmenes importantes de deuda pública, así como de activos del sector no financiero en algunos casos. Lo anterior ha conducido a fuertes aumentos de la circulación fiduciaria, lo que hubiese parecido imposible hace poco tiempo, a pesar de lo cual no se ha recuperado un flujo normal de la actividad crediticia, aunque también es evidente la debilidad de la demanda de crédito..

Junto a la política monetaria expansiva, la política fiscal ha superado el impulso de los estabilizadores automáticos. El fuerte aumento de los déficits públicos en 2008-2009 sirvió, entre otros objetivos, para salvar a numerosas entidades financieras. En 2009 serán frecuentes deficits públicos próximos al 10% del PIB, lo que provocará volúmenes importantes de emisiones de deuda pública en 2010. Para evitar mayores déficits, o se elevarán algunos impuestos en el próximo año o se realizarán reducciones drásticas del gasto público en los presupuestos públicos.

Se ha advertido la conexión entre las importantes subidas de las cotizaciones de los valores bursátiles en el segundo trimestre de 2009 y la política monetaria desarrollada. La mejoría de los resultados de las encuestas relativas a las expectativas empresariales y de los hogares pareció favorecer un clima favorable a la recuperación. Sin embargo esta última no se ha dejado sentir en los indicadores de demanda y de actividad. Las expectativas sobre la evolución de la economía en los próximos meses dependerán sobre todo del comportamiento de los resultados empresariales en el segundo trimestre de 2009.

En el verano de 2009 persiste un débil crecimiento del crédito, las quiebras empresariales se han hecho frecuentes y ha crecido la morosidad de las carteras de crédito de las entidades financieras. La mayor prudencia de empresas y de hogares, visible en el rápido proceso de desapalancamiento financiero, ha contribuido a deprimir seriamente la demanda efectiva, con lo que se han reducido los desequilibrios de balanza de pagos en algunas economías.

El negativo comportamiento del mercado de trabajo en Estados Unidos en junio de 2009 ha supuesto un fuerte contratiempo al contexto derivado de la evolución alcista de la bolsa entre marzo y junio de 2009. En dicha economía la tasa de desempleo llegó al 9,5% en junio, cundo se esperaba un 8% de desempleo para los últimos meses del año. Es posible que la recuperación de 2010, que el Fondo Monetario atribuye sobre todo al dinamismo de los países emergentes, está siendo precedida por una coyuntura incierta antes de que se fortalezca la actividad productiva.

Resulta imprescindible la normalización de los sistemas bancarios, de forma que lo resultante mejore y elimine algunas prácticas del mundo anterior a la quiebra de Lehman Brothers. La política económica oscilará entre las presiones procedentes de los temerosos de la deflación, por una parte, y de los que evocan el potencial inflacionario que encierra el núcleo duro de la política económica desarrollada. De hecho se están atacando las consecuencias de la”madre de todas las burbujas inmobiliarias” con actuaciones proclives a nuevas y próximas burbujas a corto plazo.

En las recientes previsiones del Fondo Monetario para la economía española (descenso del PIB en un 4% en 2009 y de un -0,8% en 2010) destaca el que sitúe el comportamiento de dicha economía por debajo de la Eurozona en 2010 (-0,3%). Entre 2008 y 2009 el descenso de la obra construida en la construcción residencial ha quitado casi 3 puntos al crecimiento del PIB, detracción que solo encuentra un equivalente en el caso de Irlanda. El elevado stock de viviendas no vendidas ha incidido de forma muy negativa sobre la nueva construcción residencial. Al cierre previsible de la cuestión de la financiación autonómica y al logro de una mayor fluidez de los ritmos crediticios debe suceder un cierre positivo de la negociación social, así como un intento serio de diversificación de la actividad productiva desde el gobierno, lo que obliga a modificar la financiación local.

Publicado en El Pais de los Negocios 26-julio-2009

20 julio 2009

La recuperación económica tarda en llegar

Julio Rodriguez López

En las últimas semanas de junio de 2009 el contexto económico general parecía anunciar una recuperación de la economía mundial a partir del segundo semestre de este año. Los precios del petróleo habían llegado a superar los 70 dolares por barril, los tipos de interés a largo plazo apuntaron al alza y el dólar se había debilitado de forma significativa. Dicha evolución parecía anunciar un retorno a la normalidad por parte de la economía mundial. Las más que expansivas políticas monetarias desarrolladas por los bancos centrales, en especial por parte de la Reserva Federal, del Banco de Inglaterra y también por el BCE, parecían haber espantado el espectro de la depresión.

En un año el balance de la Reserva Federal de Estados Unidos creció en más de un billón de dólares. Junto a la fijación de tipos de interés próximos al 0%, las medidas de “alivio cuantitativo” y la monetización de los deficits públicos implicaron la aportación desde los bancos centrales y desde los gobiernos de amplios volúmenes de liquidez. Tales aportaciones permitieron un excepcional segundo trimestre de 2009 para los mercados bursátiles, a la vista de los aumentos espectaculares de los precios de las acciones registrados en dicho periodo.

Pero la fuerte aportación de liquidez efectuada desde el sector público no se tradujo en el restablecimiento de unos ritmos normales de nuevos créditos al sector privado de la economía. La realidad de un importante racionamiento de crédito desde los sistemas bancarios, el aumento del desempleo, la abundancia de quiebras empresariales, el debilitamiento de la demanda interna derivado de la cauta actitud de empresas y de hogares, que han reducido de forma sustancial los niveles de apalancamiento financiero, han contribuido a frenar la recuperación. La débil solvencia de numerosas entidades de crédito ha contribuido a reducir la oferta de crédito, persistiendo el carácter “zombi” en la práctica diaria de de numerosas entidades financieras.

Dicho proceso ha resultado bastante más acusado en la Unión Europea y en la Eurozona que en Estados Unidos. La persistente actitud aislacionista dominante ha contribuido a que la salida de la crisis esté resultando más problemática en Europa que en Estados Unidos. A pesar de lo anterior, la publicación de los datos relativos a la situación del mercado de trabajo de Estados Unidos a fines de junio de 2009 ha supuesto la perdida de seis millones de empleos en dicho país desde el inicio de la crisis. Además, las empresas están intentando reducir la duración de la jornada de trabajo, todo lo cual incide de forma negativa sobre los ingresos de los asalariados, deprimiendo más el consumo familiar.

Tras la citada publicación de los datos sobre el mercado de trabajo norteamericano se han precipitado los indicios de empeoramiento de las expectativas. El dólar ha vuelto a subir en la segunda semana del mes de julio, los precios del petróleo han bajado de los 60 dólares/barril, los tipos de interés a largo han bajado de nuevo y hasta la bolsa ha frenado el alza prolongada del segundo trimestre de 2009.

De nuevo se ha dejado sentir el comentario pesimista de Roubini: en algún momento de 2010 la tasa de desempleo de Estados Unidos puede situarse en el 11%. El stock de viviendas no vendidas es tan elevado en dicho país que será necesario dejar de construir nuevas viviendas durante un año para desprenderse de un volumen tan alto de viviendas no vendidas (N.Roubini, RGE, “U. S. job repport suggests that green shots are mostly yellow weeds”, 2.7.2009).

El cambio momentáneo de las expectativas ha coincidido con la publicación de las previsiones del Fondo Monetario Internacional el pasado 8 de julio. El PIB de la economía mundial caerá en un -1,4% en 2009 y crecerá en un 2,5% en 2010, destacando el perfil más dinámico de las economías emergentes, que pueden crecer en un 4,7% en el próximo año. En dichas previsiones se han revisado ligeramente a la baja las correspondientes a España, para cuya economía se prevé un descenso del PIB del 4% en 2009 y un nuevo y ligero retroceso del -0,8% en 2010.

Los dos años de recesión comprendidos entre agosto de 2007 y el verano “barbacoa” de 2010 se están dejando sentir. Una crisis financiera resulta más difícil de superar que las crisis tradicionales de la posguerra mundial. Estas últimas correspondieron a ciclos de existencias o a frenos al crecimiento introducidos por los responsables de la política económica para reducir el clima inflacionista. Sería también conveniente que la política económica se coordinase mas al menos a nivel de los estados miembros de la Eurozona y que se normalice del todo la situación de los sistemas bancarios para que la recuperación, aunque sea con altibajos, empiece a advertirse en los desolados paramos europeos.

Publicado en El Siglo, 20 de julio de 2009