22 diciembre 2014

2014, EL AÑO EN EL QUE LA ECONOMIA VOLVIO A CRECER Julio Rodríguez López[1]



  En 2014 la economía española  recuperó el crecimiento, tras un quinquenio (2009-2013) de variaciones anuales negativas o nulas. El nivel real del PIB de España en 2014 es todavía  inferior en más del 6% al correspondiente a  2008, el  último año anterior en el que el PIB  registró un crecimiento  positivo. La recuperación de la economía española se está desarrollando en el poco dinámico contexto de la Eurozona. La débil coyuntura de esta área económica  arroja no pocas incertidumbres respecto de la fortaleza real de la de la recuperación española.

  En 2014 el PIB de la economía española ha debido crecer en torno al 1,3% (-1,2% en 2013). La variación interanual positiva de la demanda interna en un 1,4% (-2,7% en 2013) explicó  el crecimiento citado, puesto que la aportación del resto del mundo ha sido ligeramente negativa. Esto último ha contrastado con la aportación positiva al crecimiento que las exportaciones netas habían realizado en los años precedentes de crisis.

  El consumo privado (2%) y la inversión empresarial (8,4%) fueron los componentes de la demanda  que registraron los mayores crecimientos en España en  2014. La mejora del consumo privado  estuvo acompañada de un acusado descenso de la tasa de ahorro de los  hogares respecto de la renta disponible familiar.  

El conjunto de la construcción retrocedió en casi un 4%, correspondiendo una variación negativa ligeramente más acusada a la construcción residencial. En 2014 cambió el perfil del mercado de vivienda, en el que las ventas crecieron en un 22,4% sobre el año anterior en los tres primeros trimestres y los precios  dejaron de descender. La normalización del mercado de vivienda es un componente importante de la recuperación.

La nueva construcción de viviendas ha empezado a reaccionar, pero todavía pesa un excedente de cerca de 600.000 viviendas nuevas sin vender. La recuperación de la inversión en vivienda no debe de tener lugar expulsando actividades productivas sostenibles como en el reciente pasado, pero alguien deberá decírselo a los ayuntamientos, para los que nada ha cambiado.

  La variación del empleo  en 2014 ha sido  positiva, pudiendo superarse   los 300.000 nuevos empleos en este año, aunque la calidad de   tales empleos  es reducida, a la vista del predominio de los empleos temporales y a tiempo parcial. La previsión es que no habrá aumento salarial en 2014, con lo que el peso del ajuste de la economía española descansa en unos nuevos puestos de trabajos inestables y escasamente retribuidos.

  La recuperación de la demanda interna ha estado acompañada de un  importante incremento de las importaciones, lo que ha convertido en negativa la aportación  al crecimiento  por parte del resto del mundo. El superávit de balanza de pagos en 2014 resultará inferior al del año anterior, lo que puede anunciar futuros desequilibrios en caso de confirmarse  que en 2015  se acelere el crecimiento de la economía española. Comercio y hostelería son los componentes más dinámicos de la recuperación, que deberá apoyarse en más sectores para garantizar su continuidad.

  La recuperación clara del crecimiento de la economía española en 2014, aparte de inestable si se vuelven a disparar las importaciones,   no implica que se haya acabado con las graves consecuencias negativas derivadas de una recesión tan prolongada que se inició en el verano de 2007 y que se prolongó  hasta 2013.

  En el tercer trimestre de 2014 el PIB de la economía española estaba por debajo del nivel correspondiente al segundo trimestre de 2008 en un 6,4%. El número de empleos, según la EPA, había retrocedido en un 15,1% en dicho periodo. A fines de 2014 hay, pues,  más de tres millones de empleos menos que en el momento de iniciarse la recesión. El nivel de la inversión pública es de un 50% inferior al de 2007.Al ritmo de 2014 pueden tardarse diez años en recuperar el nivel de empleo de 2007. El que se haya recuperado el crecimiento  no implica que el clima de crisis haya desaparecido.  La tempestad sufrida ha dejado unas consecuencias difíciles de eliminar en mucho tiempo.  

  Como ya se ha indicado, la Eurozona frenó el crecimiento en 2014  respecto de las previsiones existentes al inicio del año. Unos ritmos de crecimiento del 0,8% y del 1% como los previstos en dicha área para 2014 y 2015, respectivamente, no dejan margen para el optimismo y sin duda afectarán al crecimiento de la economía española de forma no precisamente positiva.

 Una política monetaria expansiva no basta para  lograr la recuperación. “La búsqueda de la competitividad dentro de la Eurozona por medio de los recortes salariales no es un camino para conseguir una prosperidad ampliamente compartida. Alemania deberá de reconocer que la demanda interna importa” (Martin Wolf, FT, 9.12.2014).    

2014 habrá sido, pues,  un año en el que retornó  el crecimiento perdido a la economía española y en el que la Eurozona no acabó de encontrar un camino que garantice su continuidad. Se trata, pues, de consolidar un ritmo de crecimiento que permita dejar atrás tanto daño como el que han generado tanto  la propia crisis  como  el camino seguido para superarla.

Una versión reducida de este artículo se ha publicado en la revista semanal “El Siglo de Europa” de 22.12.2014




[1] JRL es miembro de Economistas frente a la crisis  y del Club de debates Urbanos