12 noviembre 2017

EL COSTE ECONÓMICO DEL PROCESO INDEPENDENTISTA CATALAN Julio Rodríguez López

  En los últimos días son frecuentes los análisis del posible coste de las tensiones provocadas por el proceso independentista en Cataluña. Dicho coste dependería en gran parte de la duración del proceso citado. En todo caso, como ya lo ha puesto de manifiesto algún indicador de coyuntura, la incidencia negativa del proceso en cuestión sobre la actividad económica, medida por el PIB, y sobre el empleo, parece asegurada.  No obstante, hay diferencias en las previsiones sobre la intensidad de dicha incidencia.

 Una estimación más destacada acerca del alcance de dicho coste la ha realizado el Banco de España que, en su Informe trimestral de Estabilidad Financiera de noviembre de 2017, ha incluido en un recuadro  el trabajo “El impacto económico de la incertidumbre derivada de las tensiones políticas en Cataluña”. Según  el Banco de España, las incertidumbres en cuestión afectan, en primer lugar,  a las familias, que aplazan las compras de  bienes de consumo duradero y de vivienda.

 En el caso de las empresas  se podría retrasar la realización de nuevas inversiones. Por parte de los bancos se tendería a restringir la concesión de crédito para proyectos de inversión. Además, la bolsa española  ha presentado un comportamiento reciente  más desfavorable  que el registrado por el Euro Stoxx 50, debido sobre todo a la evolución negativa de las cotizaciones bancarias, en especial de las empresas  que tenían su sede en Cataluña.

 La  información coyuntural disponible sobre octubre de 2017 es escasa. Se ha advertido un aumento de las afiliaciones a la seguridad social a todas luces inferior al del mismo mes de 2016. El Banco de España ha realizado simulaciones acerca del efecto que la situación podría tener sobre la actividad y el empleo. En la primera simulación, en la que las tensiones se aplacarían sensiblemente en el primer  trimestre de 2018, la pérdida acumulada de PIB seria de 0,3 puntos porcentuales, reducción que se concentraría en el trimestre final de 2017 y primero de 2018.

 En el segundo escenario, con “riesgo más severo y prolongado”, se supone que los indicadores registrarían variaciones similares a las experimentadas  en el episodio histórico de mayor subida de las incertidumbres. En este caso, el PIB se reduciría en más de 2,5 puntos porcentuales  entre finales de 2017 y de  2019, un 60% del crecimiento previsto para la economía española en ausencia de tales tensiones. Ello supondría una recesión en la economía catalana. De momento se mantienen previsiones de crecimiento del 3,1% para 2017 y del 2,5% para 2018.

  El  trabajo de José Luis Leal “El coste de la independencia”, El País de los Negocios, 5.11.2017, comenta los efectos económicos  que sobre Cataluña podría tener la consecución de tal objetivo. Los más negativos serían los derivados de la aplicación a Cataluña de la tarifa aduanera exterior común,  que encarecería  las exportaciones catalanas  a la UE entre el 3% y el 5%. Para poder competir, salarios y beneficios retrocederían en unos dos puntos porcentuales de PIB. A tales costes se añadirían los derivados de los traslados de sedes sociales fuera de Cataluña. Destacaría, sobre todo,  el problema de la deuda, que en Cataluña asciende a 76.700 millones de euros. Leal concluye que la independencia seria en  lo económico “un desastre” para los catalanes y también, aunque en menor escala, para la economía española. Destaca el déficit de Cataluña en materia de pensiones, 6.700 millones de euros al año.

 La gravedad de las consecuencias potenciales de la  prolongación de dicha tensión  debería llevar a renovar la visión política, a  practicar una dialogo inclusivo, lo que debería de llevar a una España federal incorporada a una Europa federal, multicultural y multilingüista. El futuro de Cataluña está no en una separación brutal, sino en la cooperación dentro de las estructuras federales, en dicha Europa federal“ (G. Vershofstadt, “A federal Spain in a  federal Europe” Social Europe, 6.11.2017).

Una versión de este artículo se publicó en la revista El Siglo de Europa”, 9 de noviembre de 2017.



[1] JRL es Vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas frente a la Crisis