29 diciembre 2017

UN FIN DE AÑO AGITADO PARA EL BANCO PUBLICO BANKIA Julio Rodríguez Lópe

  En diciembre de 2017 el banco público Bankia ha sido noticia por dos motivos. Primero, el Frob, instrumento controlado por el Tesoro, decidió privatizar el 11 de diciembre  el 7% de las acciones de Bankia, una parte del 67,65% que hasta ahora detentaba. En segundo lugar, en diciembre se ha dado un  paso  formal importante para  realizar la fusión de Bankia con el Banco Mare Nostrum (BMN), del que el Estado posee el 65% de las acciones. Se avanza en la privatización de la banca pública y se acentúa la ya elevada concentración existente en el sistema bancario español.

 Como se ha indicado, el Frob decidió vender el 7% de las acciones de Bankia, y ello por un valor neto de 818,3 millones de euros, lo que implica un precio de 4,17 euros por acción. Esta es la segunda operación de venta parcial de acciones de Bankia. En febrero de 2014 el Frob vendió el 7,5% de las  acciones por un valor de 1.304 millones de euros, lo que en su  momento supuso un precio de 6 euros por acción.

   A los precios del mercado por acción, el valor de Bankia equivale al 60% del importe que supuso el rescate de Bankia en 2012, 22.424 millones de euros. El Frob ha informado de unas minusvalías de 70 millones de euros en la operación, cifra que no queda claro como se ha obtenido  y que podría ser significativamente superior.

 El Memorándum de Entendimiento de 2012 firmado entre el Estado español y la Comisión Europea obligaba a vender  a Bankia y BMN  pasados algunos años. Tanto el Banco Central Europeo  como el Fondo Monetario Internacional han puesto el máximo interés en que se realice dicha venta en un plazo que termina en diciembre de 2019. Esta circunstancia podría dar lugar a que la venta del resto de acciones de Bankia se efectuase con pérdidas respecto de si la misma se realizase sin ningún tipo de agobio temporal. Para dichos organismos internacionales la venta total de Bankia significaría el final de la reestructuración del sistema financiero español iniciada en 2012.

  Existen en España plataformas de defensa de que la suma de Bankia más BMN permanezca bajo control del estado español. En Europa es frecuente la existencia de algún segmento público o equivalente dentro del sistema financiero. Esto es así sobre todo cuando este último adolece de un grado excesivo de concentración.

  En la segunda semana de diciembre de 2017 la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) aprobó la fusión Bankia-BMN sin imponer ningún tipo de restricciones a la entidad resultante. La práctica absorción de BMN por parte de Bankia ha supuesto un aumento de dos puntos de cuota de mercado para Bankia, ahora el cuarto banco español, tras Santander, BBVA y Caixabank.

 El también banco público BMN (entidad  resultante de la fusión de Caja Murcia, Caja Granada, Caixa del Penedés y de SA Nostra) adolecía de serios problemas de viabilidad, como lo revela el que no se publicaron los resultados de dicha entidad en 2016, que ya fueron bastante mediocres en los tres ejercicios precedentes.

  Tras la absorción del Banco Popular por el Santander, los cinco mayores bancos de España suponen el 73% de los activos bancarios, muy por encima de la media de la Eurozona, el 48%. La fuerte dependencia del crédito bancario de la que se adolece en España, .la posibilidad de que la concentración se acentúe por la compra de Bankia por alguno de los otras tres bancos mayores, la dificultad de captar recursos adicionales para mejorar la solvencia, la imagen poco positiva que la banca ha dejado tras la pasada crisis son factores que evidencian algunas de las consecuencias negativas que pueden derivarse de la venta de Bankia a otro de los grandes bancos privados españoles.

   Bankia ha anunciado que no planea abrir nuevas oficinas. Pretende reducir en 2.510 una plantilla total  de 17.376 trabajadores, el 14,4%.  El  nuevo banco tendrá una importante cuota de mercado en Madrid, Baleares y Granada.  Ante la excesiva concentración bancaria de España, debe de dejarse más margen temporal para la venta de Bankia. No es, pues, un despropósito que dicho banco siguiese funcionando bajo control público, siempre que se le asigne la contribución al logro de  algunos objetivos de política económica española a dicho banco público y que la gestión del mismo sea lo más transparente posible.


Una versión de este artículo se publicó en la revista digital “El Siglo de Europa” el 22 de diciembre de 2017




[1] JRL es Vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas Frente a la Crisis

14 diciembre 2017

El fuerte empuje del mercado de vivienda. La historia se repite Julio Rodríguez López

  Al final de 2017 resulta evidente el empuje del mercado de vivienda en España. De forma simultánea, el acceso a la misma se complica para una amplia proporción de hogares. Después de tres episodios de burbuja inmobiliaria en los últimos 50 años, del que el tercero fue el de más alcance,  parece estarse en puertas de una cuarta versión de la misma, sensible a los vaivenes del problema catalán.

 El crecimiento registrado en 2016-2017 en los  precios de venta de la vivienda (5,5%), en los alquileres,  en las transmisiones inmobiliarias (más del 15%, unas 525.000 en 2017), en especial de vivienda usada, y de la  nueva construcción residencial (por encima de las 80.000 en este año) confirma la presencia de un mercado inmobiliario suficientemente entonado y en el que se anuncian importantes volúmenes de nueva construcción.

  El aumento de la construcción residencial ha empujado la creación de empleo en el sector de la construcción, cuya variación interanual casi duplica la del conjunto del empleo (la afiliación a la seguridad social en la construcción en octubre  aumentó en un 7,5% anual). Las viviendas iniciadas han crecido en 2017 por encima del ritmo de creación de hogares (82.000 nuevas viviendas frente a 59.500 nuevos hogares). El esfuerzo de acceso a la vivienda para los hogares unifamiliares  mileuristas netos supera el 60% de los ingresos, lo que les obliga a vivir en viviendas de alquiler compartidas.

Se puede volver a reforzar el excedente de viviendas de nueva construcción no vendidas. Además,  una  buena parte del nuevo stock no será utilizado,  puesto que predominan los inversores entre los adquirentes. Estos últimos han sido  expulsados de los depósitos bancarios por la nula o negativa rentabilidad de estos últimos.

La historia se repite. En un reciente trabajo presentado en las” I Jornadas hacia una nueva Política de Vivienda”,  el economista y estadístico José Manuel Naredo  ha subrayado como en España se ha propiciado en general el carácter  de la vivienda como inversión  frente a su naturaleza de bien de uso. Como consecuencia se han encadenado sucesivas burbujas inmobiliarias, que han originado una sobredosis de edificios, de viviendas y de suelo recalificado como urbanizable residencial.

El desenlace  han sido unas enormes plusvalías obtenidas por una minoría. Naredo habla de un neocaciquismo. En lo más profundo de la pasada recesión, un maestro comentaba al autor de este trabajo  que “nadie en el pueblo podía imaginarse que  personas tan poderosas pudiesen sufrir retrocesos tan espectaculares en sus fortunas, después de haberles visto enriquecerse en tan poco tiempo”.

El modelo inmobiliario-financiero vigente en España  aparece como agotado y corrupto y, lo que es peor, no resuelve los problemas de acceso a la vivienda.  Dicho modelo impulsa un modelo de crecimiento excluyente.  No existe el menor escrúpulo por parte de sus protagonistas, los ayuntamientos a la cabeza, para arrasar cualquier forma de actividad productiva sostenible y situar en su lugar nuevas edificaciones,  realizadas al margen de la demanda real de vivienda.

  La aceleración de la construcción residencial coincide con el empeoramiento en la balanza comercial. La economía española avanza y gana competitividad cuando  el mercado de vivienda pasa por coyunturas de moderación. En cuanto la especulación se dispara,  España pierde competitividad  ante el desvío masivo de ahorro y recursos hacia la construcción residencial. Urge desarrollar políticas de vivienda  que ayuden de forma concreta al alquiler y que clarifiquen la realidad de las viviendas vacías. España debe dejar de ser campeón en cuanto a volumen de construcción y colista en cuanto a vivienda social se refiere.

Este artículo se publicó en la revista digital El Siglo de Europa el 8 de diciembre de 2017.



[1] JRL es Vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas frente a la Crisis

03 diciembre 2017

SOBRE LOS RESULTADOS DE LA ESTADISTICA DE DECILES SALARIALES Julio Rodríguez López

  En noviembre de 2017 el INE ha publicado los resultados anuales  de la estadística de deciles salariales. Dicha estadística se obtiene a  partir de la Encuesta de Población Activa y de otras fuentes de datos de  rentas salariales. El total de asalariados incluidos  en la muestra es de 30.000. La estadística en cuestión, de periodicidad anual,  está disponible en España  desde 2006 hasta 2016 y  permite analizar la evolución de las rentas salariales distribuidas entre los  diferentes niveles de ingresos obtenidos (deciles).

  En 2016  el nivel medio salarial en España, según dicha encuesta, fue de 1.878,1 euros/mes. Dicho nivel resultó inferior al correspondiente a la estadística más utilizada de salarios,  la encuesta trimestral de costes laborales, según la cual el salario medio en el pasado año fue de 1.898 euros/mes. Dentro de la estadística de deciles salariales,  correspondió  al decil número 3 un salario medio anual de 1.118 euros/mes, mientras que el correspondiente al  decil número 7 fue de 1.969,4 euros/mes.

 Según la fuente estadística comentada, en 2016 el salario medio retrocedió en un 0,8% sobre el año precedente. Lo más llamativo de la evolución salarial en 2016 fue  que los descensos se concentraron en los niveles más elevados, al contrario de lo sucedido en los años precedentes.

 En la etapa de recesión 2008-2013 el crecimiento acumulado del salario medio fue del 13,7%. En dicho periodo destacó la fuerte diferencia entre los  aumentos de los distintos deciles. Dicha evolución confirma que en la etapa de recesión el ajuste salarial se concentró sobre todo en los salarios más reducidos. De no  tener en cuenta dicha disparidad salarial parecería que los salarios, en general,  habrían seguido creciendo en la crisis  a un ritmo poco compatible en un contexto general de descenso del empleo y de la actividad productiva.  En realidad el retroceso se concentró en los salarios  correspondientes a los deciles 1 y 2.
 En 2016 contrastó el nivel salarial medio  correspondiente a la  jornada a tiempo completo, 2.106 euros/mes, con el de la jornada a tiempo parcial, que fue de 734,2 euros/mes. El total de ocupados a tiempo parcial, según la EPA, se eleva a 2,7 millones de trabajadores, el 17,1% del total de asalariados. Dicho  dato revela las peores condiciones de remuneración  de una parte significativa de los empleos asalariados y confirma  que la salida de la crisis, la ganancia de competitividad,  está descansando en las bajas remuneraciones de los nuevos empleos.

  Por ramas de actividad, los salarios mayores correspondieron a actividades financieras (3.127 euros/mes) y  suministro de energía eléctrica (3.076). Los salarios más reducidos fueron los de servicio doméstico (823,2) y agricultura-ganadería-pesca (1.159).Por autonomías, los salarios más elevados fueron los del País Vasco (2.235,2 euros/mes) y Comunidad de Madrid (2.166). Los niveles salariales medios más reducidos en 2016 fueron los de Extremadura (1.513) y Murcia (1.628).
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En 2016 el acceso a una vivienda en alquiler supuso un esfuerzo del 33,3% del salario  para el hogar que obtuviese el salario medio. Sin embargo, dicho esfuerzo se elevó  al 56% para el hogar con ingresos correspondientes al decil número 3 (1.118 euros/mes). Los salarios comprendidos en los deciles 1 a 3 corresponden sobre todo a  los nuevos empleos,  para los cuales el acceso a la vivienda en propiedad o en alquiler privado  resulta poco menos que imposible.

  La participación de los salarios en el PIB a precios corrientes fue del 47,6% en 2016, tres décimas  por debajo de la proporción del año precedente. Dicho descenso parece haber persistido en la primera mitad de 2017. Tal proporción contrasta con la cuota de los asalariados dentro del empleo, cuota  que supera el 80%. El peso de los salarios en el PIB no ha alcanzado todavía el nivel existente al inicio de la crisis, reflejo de la mejor posición lograda por las rentas del capital en el periodo de salida de la crisis.


Una versión este artículo se publicó en la revista digital semanal “El Siglo de Europa” el 24 de noviembre de 2017



[1] JRL es vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas frente a la Crisis