14 febrero 2010

La pesada factura de los mercados de Deuda Pública

Julio Rodriguez López

En la última semana de enero y en la primera de febrero de 2010 se han acumulado las noticias pesimistas sobre la economía española. A la posibilidad de que esta última registre en este año la evolución más negativa entre las principales economías avanzadas se ha unido la fuerte especulación de los mercados contra la deuda de los países del Sur de Europa integrados en la Eurozona. Ello ha situado en primer plano la política económica del gobierno de España, respecto de la cual preocupa conocer cual va a ser el perfil de la misma, a la vista del carácter estabilizador que se derivó de las primeras medidas anunciadas.

En las “Perspectivas Económicas Actualizadas” de enero de 2010, el Fondo Monetario Internacional anticipó que el PIB de la economía española retrocedería en 2010 en un -0,6%. Esto supondría que en este año el comportamiento de dicha economía estará por debajo del crecimiento correspondiente a la Eurozona (1,0%) y al conjunto de las economías avanzadas (2,1%). Los resultados de la Encuesta de Población Activa del INE (EPA) han señalado la continuidad del proceso de destrucción de empleos en España en el último trimestre de 2009. La economía española ha sufrido en dos años una perdida de 1.831.000 puestos de trabajo, de los que casi el 55% corresponde al sector de la construcción. La tasa de desempleo de España se aproximó al 19% en el trimestre citado.

Los datos relativos al mercado de trabajo del mes de enero de 2010 han revelado que la situación del mismo no ha mejorado en dicho mes, sobre todo en el caso de la afiliación a la seguridad social, que volvió a descender con fuerza. El Programa de Estabilidad actualizado del gobierno de España en 2009-2013 ha confirmado que el déficit de las Administraciones Públicas en 2009 se situó en el 11,4% del PIB, déficit bastante superior al 4,1% de 2008. La deuda pública ha alcanzado en España el nivel del 55,2% del PIB al final de 2009, mas de quince puntos por encima del año anterior. La deuda pública de España no es especialmente elevada en términos internacionales, pero si lo es el endeudamiento global de la economía española. El “boom” inmobiliario lo financió en gran parte el resto del mundo y las entidades financieras deberán afrontar los pagos correspondientes durante algunos años.

Junto a dichas noticias relativas a la economía de España, se ha producido en los mercados de capitales un fuerte castigo de los inversores a la deuda pública. Ello ha aumentado la exposición al riesgo de aquellos países en los que ha crecido más el déficit y en los que se han disparado los niveles de deuda pública. La difícil situación de Grecia, que se ha extendido en dichos mercados a los países del sur de Europa, ha coincidido con una fuerte ofensiva contra el euro, que desde una cotización media de 1,44 dólares por enero en enero descendió hasta los 1,37 dólares el 5 de febrero pasado.

El ataque a la crisis iniciada en 2007 descansó en las actuaciones de los gobiernos proclives a un mayor déficit público y en las aportaciones de liquidez de los bancos centrales. Numerosos países se han endeudado seriamente, en parte para resolver los serios problemas de supervivencia que tuvieron los bancos en el otoño de 2008. Una vez superada dicha situación de emergencia, subsisten las deudas de los gobiernos y los bancos empiezan a mejorar los resultados, aunque el crédito todavía no fluye a un ritmo razonable.

En España, las medidas inicialmente anunciadas por el gobierno, alargamiento de la edad de jubilación desde los 65 a los 67 años, aumento del periodo de referencia para el cálculo de la pensión, ahora en 15 años, y reducción en tres años del gasto público en 50.000 millones de euros, respondían a la mas difícil situación de la deuda española en los mercados. El diferencial de la deuda pública española a diez años con la deuda alemana se ha elevado de forma considerable, aunque no tanto como en los casos de Grecia e Irlanda. La nueva apelación al dialogo social y el anuncio de una reforma laboral atenuada han suavizado el perfil a todas luces estabilizador de las primeras medidas anunciadas por el gobierno.

La política económica española se desenvuelve en el estrecho margen que fijan, por un lado, el castigo que a la deuda pública estan infringiendo los mercados, lo que obliga a ofrecer una imagen de rigor presupuestario y, por otro lado, la necesidad de impulsar un mayor crecimiento a la economía, ante la situación un tanto angustiosa que presenta el mercado de trabajo. Desde los sectores de opinión conservadores se considera que solo una reforma laboral de amplio calado permitiría la recuperación del empleo (Jose Luis Feíto, “Falacias sobre el mercado laboral”, El Mundo, 5.2.2010).

La reducción de los niveles de deuda pasa por recuperar las tasas de crecimiento. Este deberá basarse más que en el pasado en las exportaciones y en la inversión productiva y menos en otros componentes de la demanda interna. (Oscar Fanjul”La política económica: lo urgente y lo importante”. El País, 6.9.2009).El gobierno debe de precisar y de explicar más y mejor su estrategia de salida de la actual situación. Se debe de reorientar el gasto público hacia los componentes más favorables a la ganancia de competitividad de la economía española y, sobre todo, se debe de intentar que la confianza vuelva a instalarse entre los agentes sociales.

(El Siglo, 15 de febrero de 2010)