AGOSTO,
CALOR Y HUMO
Julio
Rodríguez López[1]
Si en 2015 se repitiese la climatología de 2014, el calor puede
prolongarse hasta el próximo octubre. Se alude al elevado calor de “este
verano”, como si lo sucedido en 2015 entre
junio y agosto fuese algo aislado, no repetible. Junto a las altas
temperaturas, agosto fue un mes negativo para las bolsas, que vieron caer las
cotizaciones, asustadas sobre todo por lo que puede haber detrás de los
intentos chinos por devaluar su moneda y por mantener artificialmente sus
bolsas a flote. Mientras tanto, en España los medios de comunicación buscaron mejorar
el ambiente comentando los buenos datos turísticos y los fuertes aumentos de
las viviendas vendidas y de las hipotecas registradas.
Lo del calor fue serio. En pueblos de la alta
Alpujarra, en la provincia de Granada, a
más de 1.000 metros de altura, se sacaban en agosto los colchones a los
terrados de las casas para poder dormir. En buena parte del litoral
mediterráneo la prolongada combinación de altas temperaturas y de una elevada
humedad creó un ambiente difícilmente soportable. Las facturas de consumo
eléctrico han superado con frecuencia el coste del alquiler. Las consecuencias del
claro cambio climático, adicionales al elevado calor, son abundantes.
Destacan, entre otras, la reducción de las
producciones de alimentos, cuyos ciclos productivos se adelantan, las dificultades de polinización ante el menor
número de abejas, las sequias prolongadas, la desertización creciente de
amplios espacios territoriales, la presencia de nuevas variedades de insectos,
que atacan sin piedad a cultivos tan tradicionales como el olivar y la higuera.
Todo ello apunta a que los problemas no
son solo cosa de “este año”. Y la
próxima cumbre del clima, a celebrar en París, aún carece de recursos para su
celebración.
El turismo en España parece estar viento en popa. Pero, ¿cómo incide sobre el
empleo tanta entrada de turistas? La estadística de afiliación a la Seguridad Social indicaba que en julio de
2015 (media mensual) había 1,5 millones de afiliados en la rama de “hostelería”
(hoteles, restaurantes y bares). Dicho total suponía el 9% de la afiliación
total en dicho mes (17,2 millones) y el aumento acumulado interanual (régimen general y autónomos) fue del 5,5%. La
hostelería explicó el 14,3% del aumento total de la afiliación en España en el periodo interanual citado.
Lo anterior confirma la importancia del turismo
en la economía española, pero sirve para recordar que dicha economía también depende
decisivamente de otras actividades,
aparte de que los empleos turísticos no
son precisamente los más punteros en retribución y en capacidad de generar
valor añadido, junto a la cuestión de su
acentuada estacionalidad.
Sería
conveniente que, junto a los datos del número de extranjeros entrados, se
comentase el empleo que tales avalanchas
de turistas generan. Las noticias citadas invitan a pensar que en España
está todo resuelto con la entrada
de turistas. El alcance de tal actividad
es relevante pero es necesario desarrollar otras actividades que produzcan empleos
sostenibles y duraderos.
El paso frecuente por las playas del sur de
los helicópteros de la guardia civil recuerda que los inmigrantes o refugiados
están cerca. Cuesta trabajo creer la disponibilidad alemana a aceptar 800.000
refugiados en su territorio en este turbio año de movimientos masivos de
población. No se puede estar de espaldas a un problema que tanto acosa a la
Europa desarrollada.
Los datos confirman que se está en el inicio
de una nueva etapa de expansión en el mercado de la vivienda. España tiene un
largo historial de expansiones y de hundimientos del mercado inmobiliario.
Tales periodos han coincidido con fases de crecimiento acelerado de la
actividad y han sido provocados en gran parte por el sistema financiero, por la
relajación en la concesión de
financiación crediticia a promotor y a comprador.
La última fase de auge del mercado de vivienda
en España, la registrada entre 1997 y 2007, tuvo un “fin de fiesta” amargo, cuyas
consecuencias todavía las sufre de lleno el pueblo español. Los ciclos
impulsados por la expansión crediticia suelen dar paso a recesiones más
acusadas que cuando el ciclo se origina en otros componentes de la demanda. Tras
la nueva etapa de auge inmobiliario están las aportaciones masivas de liquidez de los
bancos centrales a los bancos para alejar el riesgo de deflación.
La liquidez citada ha impulsado a los fondos
de inversión, más o menos “buitres”, para entrar de lleno en un mercado que dejarán
al primer riesgo de pinchazo. La caída de la nueva construcción ayudará a que
los aumentos de precios de las viviendas puedan ser relativamente rápidos,
aunque queden más de 500.000 nuevas viviendas sin vender procedentes del exceso
anterior.
El
cohete de salida ha sonado para especuladores, constructores y, sobre todo,
para los alcaldes a la espera del caramelo de las recalificaciones. Tras agosto
y el calor viene el humo de la falsa
euforia del ladrillo, de la que no hay forma de prescindir, por más que se
hable de cambiar el modelo productivo.
Una versionde este articulose publicóenla revista El Siglo de Europa el 7 de septiembre de 2015
1 comentario:
Muy interesante el articulo, les cuento que estoy por hacer el curso fp salud ambiental, y quisiera saber si tendré la opotunidades laborales con este curso.
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