14 octubre 2012

Cataluña. Un tema preocupante

CATALUÑA. UN TEMA PREOCUPANTE

Julio Rodriguez Lopez   14.10.2012

A la difícil situación económica y política de España se le une ahora la cuestion catalana. Esta última contribuye a empeorar la anterior. Se advierte que la independencia es el propósito final de los actuales dirigentes nacionalistas catalanes, cada vez más agresivos en su dialéctica con el resto de España. El tiempo de las ambigüedades ya pasó. La fruta está madura y el esfuerzo soterrado y constante de los nacionalistas, durante 30 años de autonomía, de preparación de la opinión pública de Cataluña, ha dado sus frutos, ayudado por lo prolongado de la recesión económica, a la que la crisis de la Eurozona no ayuda precisamente a superar.




Se advierte que no resulta cómodo ni fácil mantener en tierras catalanas opiniones contrarias a la secesión. Detrás del discurso oficialista la independencia aparece como una vía de salida a la difícil situación económica, algo asi como que si Cataluña sufre la crisis es por permanecer integrada en España. No basta que, como dijo Pascual Maragall, tras la última reforma estatutaria, "la presencia del estado en Cataluña resulta ya residual”. Se trata ahora de romper del todo los vínculos con el resto de España.



Los partidarios de la independencia aluden con frivolidad a eso de que España expolia a Cataluña. Hasta se ha escuchado en Andalucia decir a algún emigrante andaluz de vacaciones de verano eso de que “España roba a Cataluña”, y ello en un entorno fuertemente castigado por el desempleo, en el que las consecuencias negativas de la recesión económica actual son mas intensas que en Cataluña.

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Cataluña ha mantenido, de forma prolongada, un fuerte superávit comercial con el resto de España. La industria catalana ha dispuesto aqui durante mucho tiempo de unos mercados casi cautivos. La cuestión de la financiación autonómica siempre se puede racionalizar, pero lo que resulta a todas luces falso es afirmar que los catalanes pagan más impuestos que el resto de España. También es falso que la fuerte reducción de las prestaciones sociales, que ha impuesto el gobierno de CiU en Cataluña, sea consecuencia de cualquier tipo de discriminación o de desventaja que el estado autonómico español actual haya generado en torno a dicha autonomía.



Lo que parece que puede suceder en Cataluña es algo que afectará negativamente a muchas personas y hogares. En el resto de España da la impresión de que eso de la independencia catalana es algo al margen de la vida diaria de la gente. Desde Cataluña se celebra y subraya la existencia de los estados europeos de reducida dimensión que se han creado en los últimos años (las republicas antes integradas en Yugoslavia, Eslovaquia respecto de Chequia, Kosovo respecto de Serbia). De lo que no se habla es de los sufrimientos y las rupturas de todo tipo que la creación de tales republicas ha ocasionado con frecuencia. Tambien hay estados en Estados Unidos cuya dimensión puede superar a la de España y no parece que estén pidiendo la independencia todos los días respecto del estado federal actual.



Resulta un tanto incomodo que, con frecuencia, a quien siente preocupación por los problemas derivados de la ruptura que se pretende hacer desde Cataluña se le califique como de "nacionalista español", o que con simpleza se hable del problema catalán como de un "choque entre el nacionalismo español del PP y el nacionalismo catalán de CiU". Tal simpleza es mas frecuente entre personas afines a la izquierda política, como si el nacionalismo formase parte de las señas de identidad del socialismo, como si ser de izquierdas implicase necesariamente simpatizar con nacionalistas o identitaristas. Todo ello lleva a reflexionar, además, por donde pasan ahora las señas perdidas de la izquierda.



Se debe de garantizar que se respetan las libertades democráticas básicas en las futuras convocatorias electorales que tendrán lugar en Cataluña. No debería resultar heroico exponer allí ideas contrarias al nacionalismo. En La Vanguardia del domingo 14 de octubre se recogían opiniones de numerosas personalidades residentes en Cataluña acerca de si eran o no partidarios de la independencia. Llamaba la atención el que en los casos en los que no se estaba a favor de la independencia, dicha posición no se expresase de forma clara, sino de manera encubierta o indirecta.



Lo anterior puede indicar la realidad de una presión ambiental en Cataluña poco proclive al respeto democrático hacia opiniones contrarias a la posición oficialista lanzada desde lo alto del poder político autonómico, lo que puede viciar de origen los resultados de las previstas citas electorales. Un conocido economista catalán, favorable a la independencia, decía en La Vanguardia que una de las ventajas que la independencia puede tener para Cataluña es que a partir de la misma ya no será allí posible echarle la culpa a otro de los problemas que le afectan.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy de acuerdo con el artículo, y en particular con la frase "el esfuerzo soterrado y constante de los nacionalistas durante 30 años de autonomia y de preparacion de la opinión publlica de Cataluña ha dado sus frutos". Desde el País Vasco, donde tenemos más o menos el mismo problema, se aprecia perfectamente el esfuerzo sistemático y desleal que se ha hecho desde el nacionalismo 'democrático' por socavar la convivencia y desprestigiar a España. Aquí también la fruta está madura.