El
Ministro de Fomento presentó el pasado
jueves 4 de marzo de 2017 las líneas generales
de lo que será un nuevo Plan de Vivienda Estatal, 2018-2021, que entraría en
vigor el próximo 1º de enero.. La incidencia del último Plan Estatal de Vivienda 2013-2016 ha sido reducida. Se puede decir que dicho plan ha transcurrido
sin pena ni gloria, en parte por su escaso alcance y en parte por la escasa
difusión que se ha dado de los resultados de la aplicación del mismo.
Dos rasgos destacan en el contenido de
lo que va a ser el nuevo Plan de
Vivienda. El primero es que se mantienen
las ayudas al alquiler, véase ayudas al inquilino, elevando los topes máximos. El segundo, es que se vuelven a
reintroducir las ayudas directas a la compra de vivienda, sin que esta deba ser
de nueva construcción.
En
las ayudas al alquiler se eleva hasta
900 euros el tope máximo del alquiler a subsidiar (hasta ahora estaba en 600
euros), pudiendo llegar la subvención hasta el 50% de la cuantía del alquiler.
Los ingresos de los hogares no deberán superar
una cuantía equivalente a tres veces el IPREM (22.500 euros al año). Las
ayudas podrán extenderse hasta tres años. Se introduce la ayuda a hogares con más
de 65 años por parte del jefe de hogar. En este caso, el alquiler máximo no deberá
superar los 600 euros y los ingresos del hogar tendrán el mismo tope antes citado para los hogares jóvenes.
En
cuanto a las ayudas a la propiedad, podrán ascender hasta 10.800 euros por hogar y no sobrepasarán el 20% del precio de venta de la vivienda. A
la vista de los precios más recientes de venta de las viviendas en España, se
advierte que con dicha ayuda se cubriría cerca de la mitad del precio de venta
no cubierto por el préstamo (pago de entrada). Este último en teoría asciende
al 80% de dicho precio de venta de la
vivienda, quedando un 20% a cargo del comprador. El cabeza de hogar no deberá
tener más de 35 años y el ingreso máximo
familiar seria de tres IPREM. La vivienda adquirida con dicha ayuda debería de ocuparse un mínimo de 5 años tras
su adquisición.
La
situación actual de la vivienda en España se caracteriza por el importante
ascenso de los precios de venta (desde el primer trimestre de 2014 dichos precios
han crecido en un 11,3%). El aumento de la demanda de viviendas de alquiler se
ha traducido en unos crecimientos más intensos de los alquileres que de los precios
de venta. Dicho aumento se ha visto
favorecido por la reducción de la oferta de pisos de alquiler derivada de la
compras de viviendas para transformarlas en “pisos turísticos”.
En
la presente situación de aumento de la demanda de viviendas de alquiler y de
importantes elevaciones en los precios de venta, las medidas anunciadas por el Ministro
de Fomento para su integración en el nuevo Plan 2018-21 suponen más bien un estímulo
a la demanda que un reforzamiento de la oferta. Las ayudas citadas no
implicarán un descenso significativo del esfuerzo de acceso, especialmente en el
caso de las viviendas en propiedad. El plazo mínimo de ocupación, 5 años,
resulta reducido en exceso, pareciendo buscarse
la realización rápida de una plusvalía por parte del comprador más que
ayudar al acceso a la vivienda a un
hogar.
España
tiene el más bajo parque de viviendas sociales de alquiler de todo el mundo occidental.
Debería de procurarse aumentar de forma
permanente y significativa dicha oferta. Las ayudas contempladas deberían
servir para reforzar el parque de viviendas sociales, a través de la compra de
viviendas vacías a Sareb y a las entidades bancarias. Se debe de fomentar la construcción de nuevas viviendas protegidas
destinadas al alquiler con carácter
permanente, y ello por parte de promotores privados y públicos, empleándose con
dicho objetivo el suelo municipal disponible.
El esquema de nuevo Plan de Vivienda
Estatal 2018-21 resulta, pues, profundamente mejorable y no está parece
responder a las necesidades del momento
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