15 marzo 2018

SOBRE LA CONVERGENCIA ENTRE LAS AUTONOMIAS DE ESPAÑA Julio Rodríguez López


 En 2016  la autonomía de Madrid alcanzo un nivel de PIB por habitante (concepto aproximado al de renta per cápita) del 136,5% (España=100), el primer puesto entre las comunidades autónomas. La autonomía situada en último lugar fue Extremadura, con un nivel del 68,3%, esto es, 31,7 puntos porcentuales por debajo de la media.

 En un trabajo publicado por el Banco de España en el pasado mes de septiembre de 2017, “Convergencia regional en España, 1980-2015”, cuyo autor es Sergio Puente,  se analizó la evolución seguida por la convergencia entre las diferentes autonomías en el periodo citado. La principal conclusión de dicho trabajo es que la concentración de capital público y privado en las autonomías más  pobres es un factor destacado en el logro de una mayor convergencia interregional.

  Entre 1997 y 2007 tuvo lugar un fuerte aumento del nivel de PIB por habitante en España, proceso al que siguió una profunda recesión. A pesar de la recuperación experimentada después de 2013, en 2016 no se había alcanzado todavía el nivel de PIB por habitante de 2007. Dicha evolución revela  la profundidad alcanzada por la recesión posterior a la “burbuja” inmobiliaria, tanto  en España como entre las autonomías.

  En comparación con el resto de países de la Unión Europea (UE), las divergencias de nivel de desarrollo de las diferentes regiones españolas no resultan especialmente acusadas. En materia de PIB por habitante la dispersión media en España en  2014 era del 21%  del nivel medio de PIB, mientras que en la UE dicha dispersión  era del 38%.

 En los 25 años del periodo analizado en el trabajo mencionado, ha existido en España una convergencia muy moderada. Dicha  evolución se  correlaciona con tres factores: la productividad del trabajo, el nivel de ocupación (la inversa del desempleo) y la tasa de actividad de la población (la proporción  de población que trabaja o que busca activamente empleo). La productividad del empleo ha crecido en las autonomías menos desarrolladas. El desempleo ha ejercido una influencia débil sobre el nivel de paro, esto es, más parados han provocado más paro, aunque la relación haya resultado débil.

La productividad del factor trabajo viene a ser la variable más relevante a la hora de explicar la moderada convergencia observada entre las regiones españolas en el periodo objeto de análisis. En el trabajo mencionado se ha  analizado la incidencia de los componentes de dicha variable, esto es, la productividad total de los factores y la relación capital /trabajo.
La acumulación de capital, privado y público, en las autonomías menos desarrolladas, ha desempeñado un papel destacado en la convergencia producida entre las comunidades autónomas, resultando más relevante la incidencia del capital privado. La situación relativa del mercado de trabajo no ha ayudado a mejorar la convergencia.

 Las diferencia salariales no han contribuido al logro de una mayor convergencia, a pesar de las significativas diferencias existentes En el tercer trimestre de 2017 la autonomía  del País Vasco tenía el nivel salarial más alto, 2.200 euros por persona y mes, frente a los 1.488 euros de Extremadura, que tenía el nivel salarial más reducido.

En resumen, las disparidades de niveles de desarrollo entre las regiones españolas no son las más acusadas dentro de la Unión Europea. Pero el proceso de convergencia resulta lento en España.  Pasan los años y persisten diferencias  de niveles de PIB por habitante y de salarios como las antes mencionadas. Y para reducir tales divergencias el estudio  del Banco de España viene a decir que es la acumulación de capital, sobre todo privado, la variable que puede atenuar las crónicas diferencias.

Este articulo se publicó en la revista digital "El  Siglo de Europa" el 9 de marzo de 2018


[1] JRL es Vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas frente a la Crisis