09 abril 2011

La crisis ideológica europea

Julio Rodríguez López[1]

(A)  LA PÉRDIDA DE RELEVANCIA ECONOMICA DE EUROPA
1.  Intensa incidencia de la crisis  económica en Europa, que sucede a una pérdida paulatina de posiciones en la escena económica mundial, tras el avance de la globalización. Son evidentes las consecuencias políticas de dicha evolución, pues se ha generalizado un clima de preocupación en las sociedades civiles y han cambiado las actitudes de los ciudadanos. Esto se advierte en los resultados electorales posteriores a 2009, en los que destaca el avance de los partidos de extrema derecha y de los movimientos xenófobos,  junto al  fuerte descenso del voto de los partidos autocalificados como socialdemócratas.
2. Sucesiva transición desde una crisis  financiera en 2007 a una seria crisis económica desde 2008-09, a la que ha sucedido una crisis de deuda soberana, que ha afectado sobre todo a los países periféricos del sur de la Eurozona. Esta última ha llegado a poner en peligro a la Eurozona y ha puesto de manifiesto la insuficiente gobernanza económica de dicha área económica. Son necesarios mecanismos de coordinación adicionales al  BCE y a la moneda única. En general, Europa ha avanzado históricamente a partir de las reacciones adoptadas ante situaciones de crisis.
3. La crisis económica reciente ha acentuado el declive económico de Europa, evidenciado por la fuerte disparidad de crecimiento actual entre los países emergentes y los desarrollados, diferencia acentuada a la baja  en el caso de Europa. Europa se está quedando fuera en materia de producción de artículos de alta demanda y relevantes  por su impacto sobre la productividad. Débil crecimiento, fragilidad competitiva y una cierta impresión de parálisis caracterizan el desenvolvimiento económico europeo reciente. La crisis  ha supuesto, pues, una redistribución del poder económico global, desde el Oeste al Este, desde el Norte hacia el Sur, todo ello en detrimento de Europa.
4. El rejuvenecimiento económico de Europa pasa por expandir el mercado único europeo, procurando huir de las tensiones nacionalistas y de las tentaciones proteccionistas, de tan mal recuerdo en el caso de la Gran Depresión de los años 30 del pasado siglo.
5. El “centro” (la Comisión, el gobierno de la ZE) debe de tener un mayor papel, aunque  esto chocará con la posición de los países mas reacios al traspaso de competencias hacia las instancias comunitarias, como está siendo ahora el caso de Alemania, donde se desconfía del supuestamente excesivo papel salvador que a dicho país toca jugar cuando arrecian las crisis de los países  periféricos antes citados (hasta ahora, Grecia, Irlanda y Portugal han requerido actuaciones de salvamento). M. Wolf: “una aceptación de que los errores los han cometido a la vez  los virtuosos y los pecadores es condición necesaria para fortalecer al sistema. Esto implica  a quienes prestaron y a quienes se endeudaron tan locamente” (FT. marzo 2011). Tampoco la UE debe de seguir apareciendo ante la opinión pública como sinónimo de políticas extremadamente liberales, de claro contenido antisocial.
(B)  MEJORAR EL GOBIERNO ECONOMICO DE LA UE
6.  Reforzar el gobierno económico de la UE, una necesidad: urge fortalecer la Eurozona, y ello a través de nuevos mecanismos de coordinación, adicionales al BCE. El Pacto por el Euro, aprobado recientemente, refuerza dicha coordinación en favor de la competitividad y de la convergencia. Sus objetivos son los de impulsar la competitividad, el empleo, asi como contribuir a la sostenibilidad de las finanzas públicas y el refuerzo de la estabilidad financiera.  
7. Los riesgos derivados de la falta de gobierno económico de Europa son la pérdida de competitividad y el acentuamiento de la disminución de la presencia en el comercio y en la escena económica mundial. Una nueva ampliación de la UE  no facilitará una mayor integración. La propia crisis financiera ha acelerado la tendencia hacia una renacionalización parcial de los poderes de decisión. La UE no está estabilizada, es frágil. Es difícil que desaparezca, pero el declive es posible.
8. Ámbitos mas necesitados de coordinación: las políticas fiscal y presupuestaria, la política energética, la política de empleo y la de Supervisión y Regulación Bancaria.   
9. Trascendencia del “European Stability Mechanism”, diseñado para hacer frente a las crisis financieras que se presenten, con una dotación neta de 500.000 millones de euros y que sucederá al actual mecanismo operativo, que ya sirvió para atender las crisis de Grecia y de Irlanda.  La Union Monetaria solo puede sobrevivir si hay voluntad de proporcionar ayuda financiera mutua en tiempos de crisis. La solución está en dar carácter permanente al actual Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, unido a una condicionalidad fuerte como la que supone el Pacto por el Euro.

(C)  CRISIS DE LA SOCIALDEMOCRACIA
10.  Ante la prolongada crisis económica y la extensión del miedo ciudadano, faltan claves para interpretar tales fenómenos. La socialdemocracia esta falta de un discurso claro y coherente, se mueve a la defensiva, sin “hoja de ruta”. La defensa a ultranza del estado bienestar en solitario  resulta suicida, pues no puede dejarse solo al mercado la regulación económica y pensar ingenuamente que con el estado bienestar se corregirán  los elevados costes que ello implica.
11.   I. Wallerstein: la historia de la socialdemocracia es la del creciente alejamiento desde una política radical hacia el centrismo. La socialdemocracia ha dejado de ser un movimiento, con amplio respaldo popular, para pasar a ser una maquinaria electoral, sin la pasión de antaño. El futuro de la socialdemocracia, radica, pues, en ser una preferencia cultural y no volverá a ser un movimiento político.
12.  T. Judt:   La crisis reciente ha demostrado que el capitalismo no regulado es el peor enemigo de sí mismo. La socialdemocracia aparece como incapaz de imaginar alternativas. Se trata sobre todo de clarificar el problema a resolver. En Europa, sobre todo, se desarrollan políticas de amplio contenido socialdemócrata, pero no se las defiende o se hace de una forma vergonzante.  La socialdemocracia no ha estado a la altura de las circunstancias tras la crisis iniciada en 2007. El Estado Bienestar no ha perdido popularidad entre sus beneficiarios. Hay un fuerte aumento de la desigualdad, corrosivo, y una seria pérdida de seguridad (económica, física y política), que genera miedo, que corroe la confianza y la interdependencia en la que se basan las sociedades civiles (destaca, por ejemplo, la elevada preocupación de los españoles en las encuestas del CIS respecto del paro y de la situación económica). A fuerza de vivir mucho tiempo bajo una creciente desigualdad la sociedad puede convencerse de que tal situación es una condición natural.
13. La economía busca ahora beneficios rápidos, persiguiéndose la ganancia inmediata,  y el especular frente al producir. Es evidente el entusiasmo del Reino Unido por los servicios financieros frente a la industria. La forma de superar la crisis, sobre todo en USA, a través del “alivio cuantitativo”, forma eufemística de denominar a la creación de dinero mediante artificios contables, que han sustituido a la vieja máquina de acuñar moneda, lleva el germen de la especulación y de la creación de “burbujas”. La creciente elevación de los precios de las materias primas refleja el componente especulativo de la recuperación y de su apoyo en el dinero abundante a muy bajos tipos de interés. Ya no son precisas las cañoneras para invadir el mundo, con los nuevos dólares creados de la nada se compra todo.
13. La derrota de la socialdemocracia no tiene, pues, porque implicar un rechazo del socialismo (autos de fe de Esperanza Aguirre aparte, en los que se nos pedirá a los socialistas que nos arrepintamos del gulag, poco menos). Se está castigando, en fin, el abandono del compromiso histórico de la socialdemocracia con la justicia social. Una vez más, los rótulos de los partidos deben de ser un tanto coherentes con lo que se hace.


[1] Guión de la intervención en el Seminario “El malestar de la cultura europea”, organizado por  la Fundación Trece Rosas y Arco Europeo Progresista, Madrid, 7 de abril de 2011.