Julio Rodríguez López
La información disponible confirma la recuperación del turismo en España en 2010 y la persistencia de dicho proceso en los primeros meses de 2011. Un conjunto de factores han contribuido a tal evolución, entre los que destaca la moderada recuperación económica mundial y el desvío sufrido por destinos turísticos correspondientes a los países árabes mas afectados por los vientos de cambio democrático. Las reacciones desarrollistas registradas en España ante dicha recuperación del turismo señalan que poco parece haber cambiado en el modelo productivo de amplias zonas del territorio español.
En 2010 los viajeros alojados en hoteles (77,1 millones) aumentaron en un 6,5%, las pernoctaciones (268 millones) lo hicieron en un 6,8% y aumentó asimismo la estancia media de los turistas (3,26 días). Por otra parte, el saldo neto del turismo en la balanza de pagos de la economía española de 2010 ascendió a 26.900 millones de euros, un 3,4% mas que en 2009. Los ingresos derivados del turismo reflejados en la balanza citada fueron de casi 40.000 millones de euros, el 3,7% del PIB de la economía española en el pasado ejercicio anual.
Los datos de empleo del turismo, medidos a través de la afiliación en alta a la Seguridad Social, revelan que en febrero de 2011 los afiliados en la Hostelería, incluidos el Régimen General y los Autónomos, crecieron en un 0,61% respecto del mismo mes del año anterior. En el mismo mes el conjunto de la afiliación retrocedió en un 1,24% sobre 2009. Los afiliados en la Hostelería ascendían en febrero de 2011 a 1.205.755, el 7,5% del total de actividades.
En principio resulta positiva la evolución del turismo, que confirma las potencialidades de España en dicha actividad y la conveniencia de reforzar las amplias posibilidades del subsector, que tiene que desenvolverse en un contexto mundial crecientemente competitivo. Sin embargo las noticias positivas sobre la evolución reciente del sector provocan reacciones previsibles pero no por ello menos negativas. Al calor de la recuperación del turismo se vuelven a desplegar de nuevo todos los proyectos de desarrollo territorial, que suelen incluir señuelos como el de los campos de golf y que contienen, una vez más, la construcción masiva de nuevas viviendas destinadas a segundas residencias.
Los planes de crecimiento que proponen los ayuntamientos son objeto, por lo general, de algún recorte por parte del gobierno autónomo correspondiente, Tales recortes suelen ser muy mal recibidos por los ayuntamientos aspirantes a los “nuevos pelotazos”. A la reciente presentación de un proyecto de plan subregional relativo al destino del territorio en la costa de una provincia andaluza no acudieron los representantes de los municipios mayores de la citada comarca costera, por entender que el proyecto “espanta cualquier posibilidad de inversión”. El plan citado incluye abundantes campos de golf, posibles puertos deportivos, “marinas “interiores no menos abundantes, junto a numerosos centros comerciales y de ocio. Los alcaldes en cuestión, en este caso todos ellos del PP o andalucistas, no se dan por satisfechos con tales previsiones, sino que piden más y más desarrollos supuestamente turísticos, en ninguno de los cuales falta una dotación más que significativa de nuevas viviendas de temporada.
En estos días se ha “colgado·” en la web del Ministerio de Fomento una estimación del stock de viviendas de España actualizada a 31 de diciembre de 2009. Según dicha estimación, en la fecha citada habia en España 25,6 millones de viviendas familiares, un 21,5% por encima de la estimación obtenida en el último Censo de Viviendas, el de 1.11.2001. Los mayores aumentos del parque de viviendas correspondieron a las autonomías de Murcia (34,8%), Rioja (27%) y Castilla-La Mancha (26,6%), mientras que el aumento mas reducido fue el del País Vasco (13,3%).
Las restantes autonomías con mayor nivel de desarrollo, como fue el caso de Madrid (18,2%) y Cataluña (19,3%), registraron aumentos del parque de viviendas inferiores a la media nacional. Dentro de Andalucía destacaron los espectaculares aumentos sufridos en las provincias de Málaga (43,3%) y Almería (40%). Los mayores descensos del empleo y las mayores caídas de los precios de las viviendas han tenido lugar, después de 2007, en las zonas en las que fue mayor el volumen de nueva construcción residencial realizado en la fase de auge comprendida entre 1997 y 2007. En dichas zonas también destacó la persistencia de los descensos de ventas de viviendas en 2010.
Al primer aviso de que el turismo mejora, se quiere volver a las andadas. Nada parece haber cambiado, a la vista del celo promotor de numerosos ayuntamientos, muy superior al de los propios promotores inmobiliarios. Una cosa si es diferente, y es que el crédito bancario para financiar los proyectos aspirantes a nuevas burbujas inmobiliarias no estará presente en mucho tiempo con la intensidad con que lo estuvo en la fase expansiva citada. Algo es algo.
El Siglo, 28 de marzo de 2011
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