El Fondo Monetario
Internacional ha previsto que el crecimiento de las economías avanzadas se
acelerará desde el 1,8% de 2014 hasta el
2,1% en 2015. Dentro de dicha evolución, el crecimiento de Estados Unidos seria
del 2,5% (2,4% en2014) y en la Eurozona
solo alcanzaría en 2015 el 1,4%,
significativamente más entonado que el
modesto 0,9% de 2014. La economía española aceleró el ritmo de
crecimiento en el primer semestre de 2015, pero existen serias dudas sobre la
continuidad de dicha evolución en 2016.
El verano de
2015 estuvo marcado por la crisis de
China, donde las bolsas registraron primero descensos importantes y después se
devaluó de forma significativa su moneda. En todo caso, la crisis china, cuyo alcance no se conoce
del todo, está afectando de forma
importante a las economías emergentes, así como a Japón.
El FMI considera
que la prevista recuperación global del
crecimiento económico aún no ha tenido lugar en 2015. Según dicho organismo, la
elevación del producto potencial y real
a través de una combinación de soporte de la demanda y de reformas
estructurales tiene debe ser la prioridad de la política económica. Existen todo tipo de desconfianzas acerca de
la evolución futura de la economía china.
La Reserva Federal
de Estados Unidos mantuvo los tipos de interés en la reunión de septiembre de
2015 en el nivel del 0/0,25%, a la vista del panorama preocupante de los países
emergentes. Una vez asegurado el buen
comportamiento de la economía estadounidense, la Reserva Federal pretende poner fin a la política de bajos tipos de
interés vigente desde 2008, evolución
que podría producirse a partir de diciembre de 2015.
Dentro de la Unión
Europea, en la Eurozona se prevé que
persista la recuperación económica, aunque a un ritmo inferior al previsto en
la primera parte de 2015. Las previsiones apuntan hacia un crecimiento del 1,4%
en 2015 y del 1,7% en 2016.
El crecimiento del PIB real de la Eurozona superará al
potencial (1%), lo que puede
reducir el amplio gap negativo de los últimos años existente entre el PIB real y potencial (BCE, 2015). En
general, se considera que lo más relevante del impacto derivado de la política
de “alivio cuantitativo” desarrollada por el BCE ha
surtido ya casi todos sus efectos de impulso de la demanda (W. Munchau, “Money-making scheme must
be made of stronger stuff”, FT, 13.9.2015).
La economía
española ha acelerado
la recuperación a lo largo de la
primera mitad de 2015. El crecimiento intertrimestral desestacionalizado fue
del 0,9% y 1,0%, respectivamente, en los trimestres primero y segundo del año, apoyado
sobre todo en la expansión de la demanda
interna. El mayor crecimiento alcanzado no implica se hayan superado las serias
consecuencias negativas de la pasada recesión. En el segundo trimestre de 2015
el PIB trimestral todavía estaba un 4%
por debajo del máximo nivel alcanzado en
la fase previa de expansión.
El número de ocupados
de la EPA, 17,9 millones en el segundo trimestre de 2015, era inferior en un
13,5% al del segundo trimestre de 2008, equivalente a 2,8 millones de empleos
menos que en el punto más elevado del pasado ciclo. La variación del empleo en
2015, según la EPA, fue de un aumento
del 3% en el primer semestre de 2015 respecto del mismo periodo de 2014.
El incremento interanual de los ocupados fue de 514.000 entre el segundo
trimestre de 2015 y el mismo periodo de 2014. Por ramas de actividad,
correspondió a la construcción el mayor
aumento relativo, el 12,1%, seguido por la industria, el 6,3%. El incremento de
las horas trabajadas, según la EPA, ha sido
más modesto que el del número de ocupados.
El peso de las
exportaciones en el PIB ha pasado desde el 25,5% de 2010 hasta el 32,3 % del
primer semestre de 2015. Esta evolución de la economía española implica una positiva
mayor apertura al resto del mundo. La variación interanual de los precios de
consumo fue del –0,3% en agosto de 2015 sobre el año anterior (-1% en 2014). La previsión de déficit de las
administraciones públicas en 2015 es del -4,4% del PIB (-5,5% en 2014), siendo
la previsión de deuda pública del 100,1%
a fines de 2015.
La previsión de
crecimiento de España es del 3,2% para
2015, mientras que se espera una desaceleración en 2016 hasta el 2,8% (el FMI
ha previsto unos crecimientos del 3,1% y del 2,5%, para 2015 y 2016,
respectivamente). También sería menor la variación del empleo (2,7% frente al
3% en 2015).
Las previsiones de la economía española en 2016 son, pues, menos expansivas que las de 2015. Algunos de los factores que actuaron
como “viento de cola” en 2014-15 no mantendrán el mismo vigor en el próximo
año. La crisis de Volkswagen, iniciada en el otoño de 2015, no favorecerá la recuperación de la Eurozona y de España.
La persistente crisis catalana no
dejará de tener una influencia negativa sobre la evolución de la economía
española, en tanto subsistan dudas importantes sobre la solución final a dicho
conflicto.
Una versión
este artículo se publicó en la revista semanal El Siglo de Europa de 5.10.2015
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