Julio Rodriguez López
    2009 fue un ejercicio más normal de lo previsto. El nuevo año 2010 llega en una situación bastante diferente a la de hace doce meses, cuando el temor dominaba la actuación de los gobiernos. Se salió del bache  gracias a la respuesta desplegada contra la recesión desde los gobiernos occidentales. “Los bancos centrales rebajaron casi hasta cero  los tipos de interés, los de mayor dimensión incrementaron de forma dramática la dimensión de su balance y los gobiernos acometieron amplios programas de estimulo fiscal. Sin tales estímulos, la gran recesión  podría haber sido una depresión “(“The great stabilisation”, The Economist, 19.12.2009, Pág. 13).
    Se rescataron de la quiebra   numerosas entidades financieras, se mantuvo mas entonada la demanda interna gracias a los estabilizadores automáticos y a los programas de gasto público. En menos de dos años los balances de los mayores bancos centrales se han multiplicado  por  tres o cuatro veces. Las aportaciones de liquidez a las entidades de crédito desde los bancos centrales a tipos próximos al 0% han sido espectaculares.  
    Gobiernos y bancos centrales  hicieron lo que los manuales de Introducción a la  Economía consideran como potencialmente  inflacionista y poco ortodoxo.  Desde el segundo semestre de 2009  numerosos indicadores de actividad mejoraron de forma moderada e insegura en algunos países occidentales. En la Unión Europea  destacó  el mayor dinamismo de Francia y Alemania. España y el Reino Unido han sido, entre las mayores economías, las más tardías en presentar  indicios de recuperación.
   La economía española ha sufrido de lleno las consecuencias de la recesión de 2007-2009. Mientras que en la década de auge 1997-2007  el empleo creció en España en una media anual de casi 550.000 nuevos empleos, entre 2007 y 2009 dicha magnitud se ha reducido en más de un millón y medio de puestos de trabajo.  La tasa de desempleo se ha  aproximado al 18% de los activos en la segunda mitad de 2009.  
     El “Informe Económico del Presidente”, de diciembre de 2009,  señaló al sobredimensionamiento previo  del subsector inmobiliario y al descenso de los  nuevos préstamos concedidos  como los factores claves de la acusada crisis  de la economía española.  Más de la mitad de los empleos perdidos lo han sido en la construcción residencial. Entre 2007 y 2009 las ventas de viviendas  descendieron  casi en  un 50%. El peso del ajuste ha descansado en el retroceso acusado de  la nueva construcción residencial. 2009 ha terminado sin que haya tenido lugar una normalización plena del ritmo de concesión de nuevos préstamos bancarios.
    La economía de la provincia granadina ha reflejado el impacto negativo de la evolución general citada. De las estadísticas de afiliación a la Seguridad Social y de la Encuesta de Población Activa se deduce que durante los dos años de crisis el número de empleos ha disminuido  en dicha provincia en un 10%, equivalente a 35.000 puestos de trabajo. La tasa de desempleo ascendió al 27,4% de los activos en el tercer trimestre de 2009. En 2008 y 2009  registraron descensos significativos los indicadores correspondientes al turismo (viajeros y pernoctaciones).  Las ventas de viviendas disminuyeron  en un 40% sobre el  nivel de  2007 y, sobre todo, ha resultado espectacular la caída de las iniciaciones de viviendas, que han alcanzado niveles casi insignificantes en la provincia granadina en 2009.       
     En 2010 se puede recuperar de forma moderada  la actividad productiva en España. Para que vuelva a  aumentar el empleo será preciso más crecimiento. Esto último exigirá el retorno del crédito a ritmos más normales. Las reformas laboral y financiera anunciadas  se desarrollarán con menores tensiones  si tienen lugar en un marco de mayor dinamismo de la economía. La consolidación de las cajas de ahorros va a  suponer importantes descensos del empleo y del número de oficinas, una vez que el modelo dominante ha sido el de que los procesos de fusión se efectuasen entre entidades de la misma autonomía.
    En la provincia granadina  ha destacado en 2009 el descenso experimentado por el saldo de crédito al sector privado por parte de las entidades financieras (-1,7%). Esto último  confirma que en esta provincia se han sufrido  las consecuencias del racionamiento de crédito  más o menos vigente desde hace dos años. El apoyo al desarrollo es el mejor papel que pueden asumir las entidades de crédito, una vez superada la profunda crisis financiera de 2007-2008.
    En los pasados años de auge no solo creció el subsector inmobiliario en Granada, sino que también aparecieron importantes iniciativas empresariales. Estas últimas  pueden reforzarse si, una vez que se va superando el fuerte “bache” que ha supuesto la crisis,  se desarrollan políticas económicas y urbanísticas coherentes con  el desarrollo firme de nuevos motores del crecimiento.  La sostenibilidad de la economía dependerá bastante del papel más o menos proactivo con el desarrollo económico   que asuman los gobiernos de las tres administraciones públicas (estatal, autonómico y local) y del apoyo real que de las mismas emane hacia lo que deberían ser los nuevos motores del crecimiento. 
(El Ideal de Granada,  3 de enero de 2010)